Todos los años hay visitas que se esperan o que, al menos, hacen su acto de presencia justo cuando hay un evento que está a punto de comenzar. Sucedió hace poco con las, fallidas, elecciones y ahora vuelve a repetirse con las Olimpiadas. Pero si bien aquella primera vez era una historia con su comienzo y su final, lo que nos proponen ahora Mortadelo y Filemón es una especie de compendio para que entendamos, al estilo de la T.I.A., cómo son realmente los deportes que se practican en unas Olimpiadas que se precien. Y en realidad yo podría empezar a hablar de la historia que tienen detrás estos dos protagonistas creados por Francisco Ibáñez pero creo que a estas alturas ya todo el mundo sabe lo que les puede deparar un nuevo cómic de estos dos superagentes que consiguen arruinar cada una de las misiones que se les presentan. Pero como decía al principio, hay visitas que se esperan. Con cada evento multitudinario que se precie, con cada nueva situación que se espere con ansiedad por parte del público, ahí estarán los lápices del autor, el color de las viñetas y las más disparatadas historias que uno pueda imaginarse. Por tanto, de lo que aquí hablamos no es una historia, de una nueva misión como tal, sino de un compendio, de una especie de manual si se quiere entender así, para que las Olimpiadas, a quien puedan interesar, resulten más divertidas de lo que en un principio pudieran parecer.
Desde pequeño he seguido casi todas las historias que se han publicado de Mortadelo y Filemón. Muchos son los tomos, los recopilatorios, los cómics sueltos, los especiales, que han caído en mis manos desde que yo, casi un mocoso, abría los por entonces llamados tebeos de Francisco Ibáñez. Y creo que aquellos que como yo seguíamos la estela de sus protagonistas más famosos, seguimos ya en la vida adulta acercándonos a su mundo por una cuestión de nostalgia y lealtar. Mortadelo: especial Olimpiadas 2016 es el humor que ya todos conocemos, pero aderezando uno de los eventos deportivos que mueve a más personas a lo largo del mundo. Quizás por eso uno tiende a pensar que todas las bromas, la ironía, ese saber hacer del autor, tiene un punto diferente cuando se trata de leer lo que se nos tiene preparado. ¿Es algo diferente a lo que ya estamos acostumbrados? Pues la verdad es que no. ¿Es por ello una mala inversión? La verdad es que la respuesta vuelve a ser negativa porque, al fin y al cabo, aquellos que ya conocen de sobra el universo de Francisco Ibáñez no se sentirán defraudados. Y para aquellos que no lo conozcan, puede suponer un buen punto de inicio para acercarse a este universo que tantos buenos ratos nos hizo pasar a algunos. Pero habrá que hacer una advertencia: si uno espera encontrarse algo novedoso, que elimine esa expectativa. Es lo que ya conocemos, y muchas veces con eso ya tendríamos que tener bastante.
Se habla muchas veces de aquello que la memoria ha hecho, con el tiempo, por títulos que en otra ocasión nos parecieron sublimes y han perdido lustre con el tiempo. Con lo que crea Francisco Ibáñez me sucede una cosa curiosa: según he ido haciéndome mayor he encontrado muchos más matices de ironía y humor negro y ha sido una muy agradable sorpresa. Quizás con Mortadelo: especial Olimpiadas 2016 haya echado en falta ese humor en ocasiones macabro del autor, pero desde luego, el lado surrealista y cercano al absurdo se mantiene y vemos cómo todo sigue en plena forma. Porque es curioso cómo después de mucho tiempo vemos que nada pierde fuelle, que todo se mantiene con la misma vivacidad – salvo contadas excepciones que han defraudado, eso es cierto – y que el entretenimiento está asegurado cuando se trata de hablar de dos personajes que ya forman parte de la infancia, la madurez y la vida adulta de muchos de nosotros. Quizás sólo por eso, por la lealtad que se nos presupone a los seguidores, esta sea una buena forma de acercarnos a las Olimpiadas, mientras la sonrisa y la carcajada hace acto de presencia. No todo iba a ser seriedad, ¿no?