Hablemos de música clásica. Bueno, de música. Voy a empezar otra vez que me estoy liando. Yo venía a hablar de Mozart mola y Bach todavía más. Sí, lo sé. Parece un título que no invita a la participación. De hecho diré, de primeras, que el título cuando llegó a mis manos no me hizo mucha gracia. Un prejuicio como otro cualquiera, supongo. Tendemos a pensar, además, que aquellos libros que nos hablan de música van a ser tediosos, repletos de datos y biografías de intérpretes que acaban convirtiendo la lectura en una pesada carga. ¿Veis?, otro prejuicio. En esto de la lectura siempre tenemos ideas que, a veces, terminan por destruirse o que se afianzan con los años. Pero más allá de mi experiencia personal y de mis prejuicios, yo he venido a hablar de música, de compositores, de anécdotas, de todo aquello que gira en torno a un arte – porque lo es – y que no nos habíamos parado a pensar. Eso es lo que nos proponen Matteo Rampin y Leonora Armellini en este libro. Un paseo – divertido, que conste – por el mundo de las notas, pentagramas, escalas musicales, e incluso sobre la fuerza de la gravedad. Porque al fin y al cabo la música forma parte de nuestra vida de una forma casi imprescindible. Creamos bandas sonoras que se unen a nuestros recuerdos, tarareamos canciones que no se van de nuestra cabeza, y compartimos con los que nos rodean un nuevo descubrimiento musical. ¿Por qué no hacer lo mismo, por tanto, con un libro que nos depara tantas sorpresas como un buen rato de entretenimiento? La lectura, lectores, también es un arte, ¿no?
Observad la portada de Mozart mola y Bach todavía más. Contemplad, un instante solamente, ese corazón sobre las teclas de un piano. Ahí se encuentra un resumen perfecto de lo que nos cuenta este libro. Es obvio que, tratándose de un ensayo, tendríamos que hablar de cada uno de los elementos, de si su estudio es riguroso, de si lo que nos cuentan es de vital importancia para aquellos que, como yo, interpretan la música como algo mucho más grande que una simple concatenación de notas e instrumentos. Y todo eso se contempla aquí, pero además, se le añade el elemento que, en general, hace que la gente se separe de este género: su apartado lúdico. Tan terrible es que un libro no tenga ni pies ni cabeza, como que uno no se acerque a él por una simple idea sobre su género. Mateo Rampin y Leonora Armellini lo entienden a la perfección. Uno empieza a leer esta obra y se da cuenta de aquellas cosas que nunca se había planteado sobre la música, por mucho que en nuestra educación hubiera un apartado dedicado a esta materia. Es muy posible que, si hubiera habido libros como el que estoy reseñando, la pasión por el descubrimiento se extendiera por muchos más cerebros. Porque de lo que aquí hablamos, como ya he dicho, es de música, pero además se trata de un viaje interesante y animado que sorprende. Y ahí, en esa sorpresa que se sucede a cada página, es donde la relevancia de un título desafortunado – no me cansaré de repetirlo – aparece.
Dudo siempre a la hora de empezar a leer ensayos. Dudo porque no sé hasta qué punto mi capacidad estará a la altura de lo que los autores nos quieren contar. Esta lectura, como veis, ha estado plagada de pequeños prejuicios que se han visto destruidos. Mozart mola y Bach todavía más es un encuentro con la música, un acompañamiento ameno y amable por el mundo de los sonidos, unas palabras interesantes sobre aquello que se encuentra dentro de una nota, e incluso un conocimiento apasionante sobre lo que algunos compositores hicieron. La música nos acompañará siempre. El día que ya no exista, es muy probable que muchos de nosotros queramos dejar de estar en este mundo. Gracias a libros como el de Mateo Rampin y Leonora Armellini uno es capaz de ampliar su conocimiento mientras la vida pasa por nuestros ojos y la música, los sonidos, se unen con las emociones que nos desbordan. Una combinación tan sugerente como inesperada.