Reseña del libro “Muerte de una sirena”, de A.J. Kazisnki y Thomas Rydahl
¿Quién no conoce a Hans Christian Andersen? ¿A quién no le han narrado alguno de sus cuentos antes de dormir o ha visto alguna adaptación edulcorada de Disney? Seguro que no hay nadie en la sala… Y eso es importante, porque la reseña que vengo a escribir a continuación os va a dejar alucinados, os lo garantizo.
Para empezar, tendremos que viajar en el tiempo y en el espacio: nos vamos al Copenhague del siglo XIX. Andersen, el famoso escritor, lleva un diario muy escrupuloso en el que cuenta lo que hace en su día a día. Y, de repente, descubrimos que deja de escribir en él. Ese espacio de tiempo, en el que se le pierde la pista completamente, es el momento que los autores de Matar a una sirena aprovechan para crear esta macabra historia. A.J. Kazisnki (seudónimo bajo el que se hallan Anders Rønnow Klarlund y Jacob Weinreich) y Thomas Rydahl nos llevan a esta época tan curiosa en la que un día aparece una prostituta asesinada. Ya su descripción nos hace temblar, pues es preciosa, delicada y tiene el rojo cabello decorado con conchas, como si fuera una sirena.
Las cosas comienzan a torcerse para Andersen cuando la hermana de la fallecida lo apunta directamente como el sospechoso número uno del crimen. Ella misma lo ve entrar en la habitación de su hermana la noche anterior —solicitando sus servicios, sin duda—, así que la policía no duda en detenerlo en cuanto se entera de este hecho. Sin embargo, Andersen se reafirma en su inocencia y suplica porque le den unos días para encontrar al verdadero culpable del asesinato y así demostrar que él es inocente. Durante esos días, Andersen hará lo imposible por encontrar al asesino y librarse de una condena que, en teoría no se merece.
Apasionante y curioso, ¿verdad? Cuando leí la premisa de este libro no pude hacer otra cosa que pedirlo para saber de primera mano qué iba a ocurrir con este escritor. Ya de primeras, engancha el hecho de conocer un poco más la vida de este autor que a todos nos ha acompañado durante la infancia. Al menos, yo no tenía ni idea de su vida, así que saber un poco más de él me ha sorprendido muchísimo. Pero no solo eso, sino que verlo convertido en un personaje de una historia contada por otros dos autores me ha parecido algo fascinante.
De Matar a una sirena me gustaría destacar su ambientación, sin desmerecer la originalidad de la trama, por supuesto. Es muy normal encontrar novelas de asesinatos que se ambientan en Nueva York o en Estados Unidos en general y, aunque es cierto que de un tiempo a esta parte la novela negra nórdica se está estilando cada vez más, esta suele ser explotada en el presente. No conocía ninguna novela negra que se desarrollara en los países nórdicos y que fuera histórica a la vez. En este sentido me ha recordado muchísimo a El perfume, cuya ambientación es una delicia. Volviendo a la obra que nos ocupa, su ambientación es exquisita. Los autores se toman muy en serio el objetivo de que el lector se meta de lleno en la historia, y eso lo consiguen a través de escenarios cuidados y cuya importancia es significativa. Gracias a ello, el lector enseguida conecta con la historia, con las sensaciones que rodean cada palabra, y siente la atmósfera de la novela como si él mismo estuviera dentro de ella. Creo que ese es el punto de inflexión de este libro, la pieza mágica que hace que nos sintamos cómodos dentro de la trama a pesar de las cosas horribles que pasan en ella. La ambientación, oscura, misteriosa y escalofriante, lo es todo.
Me ha sorprendido muchísimo la historia de A.J. Kazinski y Thomas Rydahl, y me alegra mucho haberme dejado llevar por ese instinto que, cuando leyó la sinopsis, hizo que apuntara este libro en la lista de pendientes. Ahora, desde aquí, ya digo que le seguiré la pista a estos autores porque me han hecho sentir cosas que hacía mucho tiempo que no sentía, y eso es algo que siempre agradezco en el alma. Y más cuando hablamos de libros.