Reseña del libro “Muerte en el Carlton”, de Javier Sagastiberri
Javier Sagastiberri ya es un conocido de este blog. No es la primera vez que me paso por aquí para hablar de una de sus novelas y en esta ocasión, como en todas las anteriores, es un gran placer volver a hacerlo.
Esta vez vengo con su nueva novela, Muerte en el Carlton, un thriller muy interesante desarrollado en el País Vasco que me ha tenido muy entretenida los últimos días. Veréis, me gustan mucho las novelas de Sagastiberri porque, a pesar de que son del género negro y este suele caracterizarse por tener unos ritmos trepidantes y acción a raudales, el autor decide darle un giro de tuerca y convertir sus libros en mucho más que eso. Es un experto en darnos una tregua antes de una escena de acción, en calmar nuestros nervios antes de desvelar un dato importantísimo y en engañarnos para que parezca que todo va bien cuando, en realidad, todo va mal.
Pero me estoy adelantando a los acontecimientos. Antes de hablar de todas estas cuestiones técnicas que me apasionan, debería contarte de qué va esta historia, que para eso estás aquí. Pues verás, trata de la investigación del asesinato de Juan Artolabe, un empresario vasco que tiene una vida tan compleja como todas las historias que le persiguen. El día de su cumpleaños —que decide celebrar en el emblemático hotel Carlton— alguien le asesina a traición, dejando su cuerpo frío en el baño. Es entonces cuando aparece Ana Larburu, la investigadora que va a estar al mando del caso y que tendrá que desenredar esa madeja que es la vida de Artolabe. Porque eso es, ni más ni menos, su vida: una madeja enredada de conflictos familiares, pasados y presentes de dudosa moralidad y un montón de embrollos que, en un principio, nadie jamás sería capaz de imaginar.
A partir de ahí pasarán por delante de nosotros muchos personajes que tendrán que aportar su granito de arena a la historia. De hecho, Sagastiberri los utilizará a su antojo, dándoles el protagonismo que a él le interesa en cada momento y dedicándoles capítulos según le convenga. Esto en un principio me parecía algo arriesgado porque cambiar tantas veces de protagonista —así como de tiempo, ya que el autor también usa el recurso de hacer saltos en el tiempo para mostrar diferentes escenas— podría hacer que el lector se sintiera confuso y perdiera el hilo de la historia. Sin embargo, a pesar de que es un recurso narrativo que no suele gustarme por su complejidad, me he quedado sorprendida al comprobar que el autor vasco lo ha sabido ejecutar a la perfección, lo que significa que el lector no se sentirá perdido en ningún momento y que, de hecho, agradecerá tener esa información en los momentos oportunos.
Hablando un poco de los personajes, tengo que destacar el papel de la suboficial de la Ertzaintza. Ana Larburu es un personaje muy interesante que no se queda simplemente como la investigadora de la novela. El autor dota de vida a su figura y hace que sea un personaje complejo y completo. La vida de Ana, nada del otro mundo, es tan cercana a nosotros que al final conseguimos empatizar con ella. Creo que es la cotidianidad de lo que le ocurre en contraposición de lo que investiga lo que más magnetismo produce en su personaje. Ese pensar que podríamos ser tú o yo los que nos enfrentáramos a un cadáver es algo mágico y que traspasa el papel. Para mí, sin duda, es de lo mejor de la novela.
No se queda atrás el resto de elenco. Cada uno de los personajes será desgranado por el autor y este nos demostrará que ninguno de ellos está puesto al azar, ya que sus historias serán tan importantes que sería imposible decir cuál de ellos es más protagonista que los demás.
Continuando un poco con mi análisis, también tengo que destacar muchísimo la ambientación. No sé qué tienen las novelas negras ambientadas en el País Vasco que me atraen irremediablemente. Será porque lo tengo muy cerca, porque es un paisaje que conozco o porque estoy enamorada de cada uno de sus rincones. Sea como sea, no me ha costado en absoluto imaginarme los escenarios que Sagastiberri describe. Además, tengo que decir que como no conocía el interior del hotel —el exterior sí que lo he visto varias veces—, he buscado en internet para ver cómo era y para sorprenderme, después, de lo acertadas que han sido las descripciones.
Como ves, lector, Muerte en el Cartlon es una novela completísima. Que se puede leer de una sentada o bien digiriéndola poco a poco. Yo te recomendaría que lo hicieras de esta segunda manera, para que pudieras apreciar muy bien los matices de cada personaje y, sobre todo, la historia oculta detrás de la vida del asesinado que es la verdadera razón por la que estamos aquí, aunque tú todavía no lo sepas.