Reseña de la monografía “Mujeres imprescindibles. Educadoras en la vanguardia del s. XX”, de VV.AA.
Mujeres imprescindibles. Educadoras en la vanguardia del siglo XX es una obra de necesaria lectura que nos ofrece Kalandraka Editora, dentro de su Biblioteca de Pedagogía, uniéndolo a los títulos de su catálogo donde ponen de manifiesto aquello de lo que hay que hablar y que nadie se ha atrevido a hacer.
Educadoras, esa es la palabra clave en esta monografía donde se da voz a mujeres que siempre han sido protagonistas de nuestra historia pero que han estado ocultas durante demasiado tiempo.
Rosa Sensat, María Barbeito, María de Maeztu, María Luísa Navarro, María Sánchez Arbós, Justa Freire, Elbira Zipritia, Marta Mata y Carme Miquel son los grandes referentes educativos que en esta obra alcanzan ese momento de reivindicación que hasta ahora se les había negado.
Antón Costa Rico (pedagógo y doctor en Ciencias de la Educación de la Universidad de Santiago) y Manuela Rodríguez (educadora y editora) firman un prólogo cargado de palabras de agradecimiento y de respeto por estas mujeres, y por los hombres con los que pudieron trabajar, hasta la llegada del franquismo, y que lucharon por conseguir una educación mejor, más justa, igualitaria, aconfesional y gratuita para las niñas y los niños de esta país. Educadores que sufrieron una depuración entre los miembros del personal docente que habían ejercido durante la 2ª República. Veamos un poco acerca de ellas:
Rosa Sensat i Vilà (El Mosnau 1873 – Barcelona 1961) consideraba que “En nuestro país sobran leyes y falta educación” (de su obra Problema d´educació, 1935). Para ella era importante renovar la escuela pública y la enseñanza de las ciencias; por eso estuvo siempre abierta a nuevas educativas y promovió la continua formación de los docentes. Estuvo muchos años al frente de la Escuela Normal.
María Barberito Cerviño (A Coruña, 1880 – 1970) fue una educadora pionera en el uso del método Montessori en España y en la introducción de material innovador en la época como láminas con ilustraciones de las partes del cuerpo o de las plantas, de dotar a las aulas de instrumentos musicales para que los alumnos pudieran practicar o de incluir canciones en gallego.
María de Maeztu Whitney (Vitoria 1881 – Argentina 1858) fue una mujer que supo aprovechar el privilegio de nacer en una familia que le pudo ofrecer una vida rebosante de educación y de oportunidades. Fue discípula de Ortega y Gasset, fue una reconocida internacional, fue una excelente estudiante toda su vida, mejor maestra e inigualable directora de escuela, fue la primera directora de la Escuela Para Señoritas (equivalente a la escuela de Estudiantes de Madrid) y tras el fusilamiento de su adorado hermano mayor Ramiro a principios de la Guerra Civil, quiso desde el exilio en Argentina seguir sus pasos ideológicos y continuar su labor como conferenciante y educadora.
María Luisa Navarro (1885 – 19848) es una figura importante en la lucha por el derecho al voto de la mujer junto a Clara Campoamor y una profesora respetada por sus aportaciones a la educación de los niños y niñas sordomudos.
María Sánchez Arbós (1889 – 1976)fue una maestra convencida, una de las “luces de la República” como las considera el padre de Moncho en La lengua de las mariposas de Manuel Rivas. Pudiendo ocupar muchos cargos importantes en el sistema educativo, eligió siempre ser maestra de infantil en las escuelas públicas. Incluso cuando estuvo detenida durante la represión franquista al gremio, procuró que las niñas encarceladas pudieran dar clases, creando una escuela en prisión.
Justa Freire (1896 – 1965) formó parte de la Generación Pedagógica de 1914, que cultivó siempre que los profesores adquirieran nuevos métodos. Elbira Zipitria Irastorza (1906 – 1982) fue precursora de la innovación pedagógica en euskera. Marta Mata i Grarriga (1926 – 2006) estuvo toda su vida comprometida con la educación pública de calidad, buscando siempre mejoras en lo académico y en el día a día de la vida escolar.
Y por último, de Carme Miquel i Diego siempre fue una apasionada de la letras y vivió su vida intentando mejorarla en todos los aspectos.
Maestras, como decía al principio, que demostraron pasión en una profesión a la que acudieron por vocación y no por obligación. Su recuerdo estará ahora un poquito más a mano para que podamos disfrutar de su legado, por eso, Mujeres imprescindibles. Educadoras en la vanguardia del siglo XX, de la Editorial Kalandraka es una propuesta acertada y un regalo exquisito para quienes, como ellas, viven la educación de forma apasionada.