Reseña del libro “Mumin. Las tiras completas 2”, de Tove Jansson
Hay días en los que es imprescindible leer alguna de las viñetas de los Mumin para soportar la mediocridad y la mezquindad humana. Mumin. Las tiras completas 2 explora otras historias de la genial Tove Jansson que subvierten este desagradecido mundo. Ahora que ya ha pasado lo peor del frío puedes reirte a carcajadas con “Los disparates invernales de Mumin”. Mientras que se precipita la nieve en las pistas de esquí por exceso de visitantes, como si de un centro comercial se tratara, Tove ya había creado a “Don Fresco”. Este personaje es tan tierno como grotesco. Padece vigorexia y despierta pasiones entre ese turismo de montaña que busca una especie de héroe al más puro estilo de Ulises pero que solo encuentra mascaradas de las que reirse.
Mumin. Las tiras completas 2 también recoge “La criada de Mamá Mumin”. Creo que junto con “Mumin construye una casa” son mis favoritas, además de rabiosa actualidad. Temas como la corresponsabilidad o el fascismo de los propietarios son expuestos como quien no quiere la cosa. Misable, la criada, tiene miedo de todo “porque soy muy Pequeña”, con mayúscula. O cuando afirma que las grosellas se aplastan una a un porque “mi madre decía que el trabajo se RESPETA!”. De verdad es que cada línea es para hacer un comentario de texto. Valga esta la reseña como invitación.
Por ejemplo, toda la familia se pone a limpiar para recibir a la criada o cuando al ven pulir el sueño se calzan unos trapos y se ponen a bailar. Por no hablar del graciosísimo personaje detectivesco que se asoma a la ventana, hace una pregunta y desparece tras afirmar: “No diré más”. La amenaza también queda representada por la administración que no le da permiso para construir su casa. Pero la amistad y un poquito de mano dura ante la represión, hacen que Mumin consiga poder poniendo clavos.
Mumin. Las tiras completas 2 sigue expresando las ideas maravillosas de estos queridos trols. “Lo mejor no es tener una casa, sino hacerla”. No me digas que no conoces a un millón de personas que se pasan la vida, haciendo y deshaciendo nidos, en ese afán de darle movimiento a sus existencias. Como si pudiéramos salir de la rueda. Esta broma infinita le lleva a plantearse al joven la posibilidad del cambio. En “Mumin empieza una nueva vida” será la aparición de uno de tantos profetas que intenten convencerte de que seguirlos te hará feliz. Aunque hay que reconocerle, que buenas frases tiene: “Nada de trabajo”, “Prisiones abajo” o “Ya no creemos en el crimen”. Pero como cierra este libro: “No es fácil. La vida, digo”, “Quizá no… pero tiene mucha variedad”.