Un mundo para Julius de Alfredo Bryce Echenique
Considerado el mejor libro de la literatura peruana. ¿Cómo volver a dejar este ejemplar en la estantería de la librería cuando se lee esto en la contraportada? No se trata de Varga Llosa, más aún el Premio Nobel de Literatura no ahorra elogios que también están citados en la contraportada. ¿Cómo alejarse, con una sinopsis tan atractiva y tantas palabras de García Márquez? Aún cuándo no estaba entre mi objetivo –autores costarricenses- uno no puede darle la espalda y hacer como si ese libro no estuvo por un rato en las manos. Hay que comprarlo. Quizás un gasto para muchos, para nosotros lectores es una inversión que no siempre los demás pueden entender porque es privada y en contadas ocasiones puede que podamos regocijarnos de esto. Por todo esto, no me alejé y en la bolsa de libros comprados también viajaba Un mundo para Julius de Alfredo Bryce Echenique.
Julius es un niño peruano. No cómo cualquier chico peruano pero habrá algunos como él. Pertenece al grupo social que tiene chófer, que vive en una mansión, con casi una decena de sirvientes permanentes, una madre que subraya su trato cariñoso con un “Darling” y una niñera personal para cada uno de los niños. La familia de Julius es rica. Él es nieto de un ex presidente.
Este niño es nuestra excusa para adentrarnos en este circuito de familias pudientes que representan algo que se repite en Perú y en todos los países. Con esa perspectiva inocente, somos testigos del trato para con quienes trabajan en la casa, del cariño fiel y devoto para con las niñeras de parte de los niños, de los esfuerzos de la mamá de Julius para mantener un ritmo social que está marcado por la competencia de clase, dinero y belleza. Es la vida de Julius en diferentes aspectos, mientras va creciendo, la que se cuenta en esta novela.
La narración es divertida por su ironía escondida en la inocencia del personaje principal. Sin embargo, está presente y el lector lo sabe: nos estamos burlando de esa hipocresía, de esa superficialidad y aborrecemos la falta de códigos y de respeto. Bryce Echenique es certero en cada línea que significa desnudar a una parte de la sociedad que por puro capricho material hace y deshace a su antojo.
No es difícil encariñarse con Julius y abrazarlo como uno de los grandes personajes que nos podemos encontrar en los libros. Él es inocente pero también el que experimenta en esas delgadas líneas que demuestran el choque de dos clases sociales solamente divididas por la cantidad de dinero. Por lo demás, ambas comparten más de lo que quieren reconocer.
Agregar que después de esta novela es casi imperativo seguir leyendo a Bryce Echenique parece una obviedad. Puede que por ahora asociemos a Perú con el gran Vargas Llosa pero Bryce Echenique también nos regala un pedazo de cultura peruana con un talento para la escritura que no hace más que agrandar la gran oferta literaria de habla hispana. Y por estas razones no sólo uno no puede alejarse de esta novela, sino que queda para siempre amarrado a seguir probando las historias de su autor.
Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)
Tw: @rosearan
Es una novela maravillosa. La leí hace muchísimos años y todavía la recuerdo de vez en cuando con una sonrisa. Desgraciadamente todo lo que he leído después de Bryce Echenique está muy por debajo. Aún así, una libro como este justifica toda una vida de escritor.