La utopía de un gobierno bueno, con un idealista y mejor persona al mando de un equipo de auténticos parlamentarios progresistas, debe ser cosa de fantasía. Y en Nacidos de la bruma 2. El pozo de la ascensión, segunda parte de la saga de Nacidos de la bruma de Brandon Sanderson, lo es.
¡Qué maravilloso mundo de bondad y estabilidad económica y social esperaban los vencedores del Lord Legislador! Pero, en política, ¿creías que todo iba a ser tan fácil? En el mundo real no lo es, desde luego, viendo la incompetencia de muchos gobernantes incapaces de saber crear estrategias de mandato e intentar formar un equipo de gobierno estable y próspero para la ciudadanía. Pero tranquilo, no te daré clases de política para hablar de este libro, aunque, tras leerlo, me ha mostrado una vía mucho más molona y atractiva de aprender los tejemanejes que se ocultan en los estrategas políticos.
Situémonos. Tras la caída del imperio tiranizado por el Lord Legislador en la lucha contra la banda de Kelsier y Vin, con dramático desenlace (lo omito para no hacer spoiler de la primera parte de la saga), el joven e idealista noble y enamorado de Vin, Elend Venture, sucederá en el trono junto a los miembros de la banda de ladrones skaa que ocuparán puestos importantes de gobierno. Un año después desde que se hicieran con el cargo, la estabilidad económica y sin guerras que impuso el Lord Legislador —vale, los skaa vivían oprimidos, trabajaban como esclavos, muchos eran ejecutados por el mero hecho de imponer la voluntad del Lord Legislador y las diferencias entre clases eran abismales— toda esa extraña y aceptada estabilidad, como decía, se ha venido abajo. La ciudad se mantiene asediada por otras casas reales que abandonaron la ciudad tras la muerte del Lord Legislador y ahora vuelven para exigir la ciudad de Luthadel. A partir de ahí, Elend Venture se verá obligado a trazar una estrategia de gobierno para mantener la ciudad a flote y poder ayudar a los skaa.
Por si fuera poco, la temida Profundidad que parecía mantener a raya el Lord Legislador mientras vivía, está despertando y amenaza con extenderse de nuevo por el imperio. Vin, con la ayuda de los antiguos escritos que ha localizado Sazed sobre el Héroe de las Eras, se verá obligada a localizar el pozo de la Ascensión para descubrir su origen y así poder derrotarla.
En la primera parte de la saga, El imperio final, el autor, además de presentar una fabulosa historia de rebelión social contra la tiranía en un marco inigualable de fantasía, consiguió que la historia funcionara por sí sola, de modo autoconclusivo. Nacidos de la bruma 2. El pozo de la ascensión, sin embargo, tiene todos los elementos de formar parte de un conjunto en el que es necesario la lectura de su predecesora y deja un final abierto para ser continuado en la tercera parte. Esto se podría considerar un punto negativo si lo que te interesa es su lectura individual pero, supongo, las reglas en el mundo de las sagas ya están escritas y las segundas partes funcionan de este modo. Descuida, es tan atractiva y te enganchará tanto su lectura como sucedió con la primera parte que no te importarán sus más de setecientas sesenta y pico páginas. Mención aparte, la calidad de la nueva edición bajo el sello Nova de Ediciones B que está apostando fuerte por la saga de este autor; nuevas portadas y encuadernación en tapa dura de calidad.
Los personajes, un apartado que Brandon Sanderson sabe desarrollar como nadie y que me encanta por cómo consigue que te enganches a ellos, muestran una evolución en cuanto a sus necesidades y la situación que les rodea. Vin, mucho más adulta, ya no parece la joven y delicada niña que se convirtiera en el pupilo de Kelsier. Aquí es una vigilante implacable pero que, de forma muy agradecida, en momentos de la novela muestra sus inseguridades que tanto le caracterizan. Y nuevos personajes que tendrán un rol importante en la obra como son el kandra de Vin, ese extraño ser que devora los cuerpos muertos para conseguir su apariencia y que ya jugó su papel en la primera parte de la saga y aquí está mucho más desarrollado, y otro joven nacido de la bruma, Zane, un tipo atormentado que será el contrapunto de Vin.
Para mí, Brandon Sanderson es uno de los mejores escritores que puedas encontrar en la literatura de fantasía, o al menos, eso me está demostrando en esta saga de Nacidos de la bruma. Que consiga mantenerte con tanto interés página tras página, sin sentir que algún capítulo (o unos cuantos, te recuerdo que es muy dado a los mamotretos de setecientas y pico páginas) esté de relleno, es una tarea digna de unos pocos autores. Sus argumentos, su nivel de invención tanto de ciudades al borde del colapso como de sus personajes y situaciones que viven, los registros tan identificativos de cada uno de ellos y la claridad con la que expone el conflicto de la historia, me ha hecho cambiar la perspectiva lejana que tenía sobre este género literario que, con escritores de este calado, hacen más grande su legado. Es una apuesta segura si te quieres introducir en el mundo de la fantasía y la magia, esa alomancia y la ferruquimia que ha creado el autor, que bien podría tener carácter científico al desarrollarse a través de las reacciones de los metales, y desde luego, es también un modo muy atractivo de disfrutar y aprender de las batallas entre reinos con estrategias muy creíbles y de fácil relación con la vida política real. Claro, que no veo yo a nuestros políticos con el carisma de los personajes de esta saga. De ser así, hasta yo, apolítico de pura cepa, me aforaba a un partido de gobierno.