Hay momentos de mi vida en los que solo quiero encontrar una novela que me enganche desde el principio, que me absorba tanto que las horas se pasen delante de mí sin que me inmute, que me atrape de tal manera que no pueda soltar el libro para nada. Puede sonar a tópico, pero sé que muchos de vosotros habéis sentido esto que estoy describiendo. Y, si hace tiempo que no lo sentís, igual volvéis a recuperar las ganas de engancharos a una novela gracias a Naranja de sangre.
Sí, este libro ha llegado en un momento muy bueno, en el que estaba tardando demasiado tiempo en terminarme las lecturas pendientes. Ha hecho que mi fin de semana se convirtiera en una maratón de lectura, y es que no solamente su misterioso asesinato me ha tenido atrapada, sino que la personalidad de la protagonista ha hecho que quisiera quedarme otro ratito más.
Encontramos a Alison, una reputada abogada que parece tenerlo todo. Tiene un trabajo que adora, un buen marido y una hija increíble. Qué envidia da Alison, ojalá estuviéramos todos en su piel. O eso es lo que podríamos pensar al principio, antes de saber que trabaja demasiado, que engaña a su marido con otro, que no pasa tiempo con su hija y que necesita beber y beber para sobrellevar el estrés que le causa su trabajo.
Porque esto es así, muchas veces solo nos cuentan una parte del cuento: la bonita. Y se olvidan de darnos toda la historia. Por eso Harriet Tyce desnuda a su personaje para dárnoslo como debe ser, con lo bueno y con lo malo.
Y ya veis que antes os he mencionado un asesinato. Pues bien, Alison tiene que llevar el caso de una mujer a la que acusan de matar a su marido. Un día ella aparece al lado del cadáver de este sin ninguna prueba que apunte a su inocencia, así que Alison se las tiene que ingeniar para descubrir la verdad y para que su clienta no acabe en la cárcel.
Es curioso cómo en un libro de asesinatos, la autora nos hace caer en la conclusión de que la muerte ha quedado relegada a un segundo plano. Podríamos pensar que el misterio de saber qué pasó con esa mujer y su marido es lo que nos va a tener enganchados al libro, pero lo cierto es que no es así. Es Alison, todo el tiempo es ella. Su personalidad, su descontrol, su desgraciada vida son las cosas que nos van a tener pegados al libro. Y esto es importante decirlo, porque encontramos a una protagonista que es un desastre y que puede hacer que el lector termine cabreándose con ella. Yo lo hice, de verdad. Porque veía cómo su vida se desmoronaba por culpa del alcohol, porque me cabreaba que prefiriera salir a un bar antes que pasar la tarde con su hija, porque no entendía cómo era capaz de seguir con esa relación extramatrimonial teniendo un hombre maravilloso en su vida. ¿Cómo no me voy a enfadar con ella? ¿Cómo no me va a frustrar?
Sin embargo, la cosa cambia a medida que avanzan las páginas, porque llega un momento en que el lector se da cuenta de que las cosas no son como él pensaba. Que ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos. Y es increíble ver cómo la historia del asesinato se entrelaza con la de la protagonista. Esto hace que el lector tenga que recapacitar por todo lo que ha leído y se tenga que meter en la piel de Alison para comprender cómo es así. La autora, Harriet Tyce, sabe lo que se hace y no va a dejar que nadie salga de este libro con un gesto de indiferencia.
En definitiva, Naranja de sangre es lo que necesitaba ahora mismo: una historia que me enganchara, que me atrapara hasta tal punto que el reloj dejara de importar y me que diera una trama de asesinatos distinta que me haga seguir enamorada de este género.
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