Reseña del libro “Necios y ridículos”, de Gonzalo Calcedo
Capítulo dos de la mini serie. Necios y ridículos, del ampliamente reconocido escritor palentino Gonzalo Calcedo y publicado por la editorial independiente Sloper, ubicada en Palma de Mallorca. Un libro que me recomendaron en su momento y que ahora yo le recomiendo a usted para que la cadena de las recomendaciones de buenos libros no pare nunca.
Son siete cuentos, siete. Siete relatos formidablemente oscuros (grises, podríamos decir) sobre personas que arrastran una antigua y honda herida que les impide poder ver la luz, o no deslumbrarse con ella, en el mejor de los casos. Siete cuentos escritos con mano firme, precisa, sin alambiques ni recorridos secundarios e insustanciales. Siete cuentos que muestran un dominio absoluto del género y de sus recursos más habituales, tales como las elipsis, las atmósferas de cada texto o la potencia de las imágenes que se nos describen, otros como la intensidad y el ritmo que se le imprime al relato, la precisión de los diálogos y cómo hacen avanzar la historia en su justo momento, la caracterización de los personajes que están siempre en acción, el desconcierto que nos provocan dichas acciones o el conflicto que pone en marcha cada cuento, entre otras herramientas. Todo eso que, en definitiva, convierten la escritura de buenos relatos en una disciplina artística de primerísimo nivel, una literatura que nos embauca sin remedio a los que amamos el cuento y que no siempre es valorada en su justa medida aquí (recordemos, por poner un simple ejemplo, que en países como Estados Unidos, el cuento y sus autores gozan de un enorme espacio de difusión con multitud de editoriales independientes, publicaciones o revistas especializadas en el género, y que los escritores suelen adquirir un reconocimiento enorme si, además y sobre todo, han sido asiduos escritores de relato a lo largo de su trayectoria), aunque es cierto que tenemos estupendos cuentistas patrios como Calcedo, y algunas publicaciones o editoriales que, como Sloper, apuestan decididamente por el cuento.
Necios y ridículos está repleto de personajes extraños y complejos, gente confusa que nos genera, de entrada, un cierto extrañamiento, incluso un poco de repulsión, y todo fruto de su desesperante orgullo o de su autocompasiva y autodestructiva actitud. No obstante, y a la vez (y aquí reside de nuevo la maestría del autor), también nos trasladan un enorme deseo de redimirse, la esperanza de que las cosas puedan mejorar para ellos, que son tan necios y que hacen cosas tan ridículas mientras van en busca de la felicidad o de un poco de paz y sosiego. En todas las historias pasamos del desconcierto o la incomprensión, a la solidaridad o la empatía, ya que todas las historias, por oscuras y retorcidas que puedan ser, se parecen a las nuestras más de lo que podemos vislumbrar a simple vista.
Por lo tanto, estos hombres y mujeres son inocentes, como lo somos todos. Unos necios y ridículos seres que nos muestran sus heridas solo de refilón, aunque nosotros las reconozcamos enseguida. Porque los necios y ridículos del libro son esos dos díscolos estudiantes que utilizan la provocación para que algo cambie en sus vidas de una vez. También son necios y ridículos un padre traficante y su hijo adolescente, que viven solos, escondidos, a la espera de que la mala suerte del desamor, el peligro o la muerte deje de perseguirles para siempre. Son también necios y ridículos esos dos viejos desesperanzados o una madre destrozada por la misteriosa desaparición de su hijo y que desciende a los infiernos en busca de respuestas o para aplacar su sentimiento de culpa. Necios y ridículos, además, está lleno de jóvenes rasgados por la infelicidad, la exclusión, el infortunio o el abandono de un mundo que los expulsa al abismo constantemente. En este formidable libro de cuentos, Gonzalo Calcedo nos enseña, de alguna forma, la cara oculta de la luna, o aquello que podemos llegar a hacer para sacudirnos la infelicidad porque, no nos engañemos, todos somos, en definitiva, un poco necios y bastante ridículos.
Hemos llegado al ecuador de la mini serie y no puedo estar más enganchado a ella. Este fantástico capítulo dos, por supuesto, se puede encontrar en todas las librerías, porque esta serie no cambia nunca de temporada, no se preocupe usted por eso. En breve, la nieve caerá silenciosa en mitad del tercer episodio y este serial books se convertirá, definitivamente, en lo más leído del mes. Ya lo verá. Por ello, he llegado a la conclusión de que no querer destinar (de una maldita vez) la suscripción de Netflix o lo que uno se gasta en tabaco, a la compra de extraordinarios libros de cuentos como este, solo puede ser propio de necios y ridículos seres humanos que− ¡faltaría más! −nunca se parecerán a usted. Pero ni mucho menos, se parecerán a mí.