Neurogénesis, de Lluvia Beltrán
Estamos ante una novela sorprendente, y no por distópica ni por amarga, que es ambas cosas. No me refiero a su planteamiento sino a su desarrollo, el lector se sorprende por la evolución de los personajes, porque poco a poco introduce giros argumentales sutiles pero trascendentes que logran que la valoración que le merecen los distintos personajes vaya variando. Eso es un valor añadido en una novela como esta en la que el lector no conoce el escenario, aunque lo intuya, y necesita familiarizarse con él, es decir, la confusión ante lo desconocido no es un simple juego literario, afecta al propio lector que mantiene hasta el final la tensión de no tener claro a qué atenerse.
Neurogénesis es una buena historia, lo es por lo que cuenta y lo es por cómo Lluvia Beltrán lo cuenta, con mucho ritmo, fluidez y sin que en ningún momento decaiga la tensión. Nos sitúa en un futuro sobre cuya previsibilidad es el lector quien se formará una opinión pero que en todo caso no es gratuita, un futuro en el que se recluye a los enfermos que no pueden costearse los tratamientos para sus enfermedades en barrios aislados donde malvivir hasta malmorir tan ocultos de la vista de los ciudadanos como invisibles en la agenda de unos gobernantes cuyo rasgo característico es la corrupción generalizada. Si les digo que el resto del paisaje lo completan una protagonista con amnesia que lucha por recuperar su vida y un antihéroe que entra en el gueto a buscarla puede que no les parezca un planteamiento excesivamente original pero créanme, sí que lo es. Sólo esa foto fija que acabo de hacerles es asimilable a una historia al uso, pero si uno observa a los personajes en movimiento se da cuenta que hacia donde se mueven, gracias al talento de Lluvia Beltrán, es a un lugar alejado de tópicos, a ese lugar donde viven los personajes de las buenas novelas.
Y si del planteamiento inicial les parece que existe el riesgo de plantarse ante un delirio panfletario, no tengan miedo, nada más lejos de la realidad. Desde luego que no parece que a la Lluvia Beltrán el mundo en el que vive le sea indiferente, no carece de un cierto compromiso, pero ese compromiso es múltiple y existe uno fundamental que es con la literatura. A partir de ahí cada cual es muy libre de formarse la opinión que guste.
Además del ritmo, Neurogénesis es una novela que se devora con impaciencia por conocer lo que va a ocurrir, lo que más me ha gustado es esa capacidad de la autora para lograr hacer evolucionar a sus personajes. En el caso de la protagonista puede ser una consecuencia de su amnesia, pero este efecto que tanto aporta a la atmósfera de la novela no se circunscribe únicamente a la protagonista, prácticamente los personajes en uno u otro momento evolucionan, contagian su confusión y son presa de sus contradicciones (tan literarias como humanas).
El ambiente está muy bien logrado sin aturdir con un exceso de descripciones, estamos ante un escenario que bien podría haber firmado Anna Starobinets, desesperanzado y catastrófico sin ser inconcebible, con una amargura elegante al estilo de Blade Runner que permite caminar por él con la angustia y la inquietud que proceden, pero sin la distancia racional y emocional que a menudo imponen los panoramas excesivos.
Una virtud más de Neurogénesis es que permite que el lector encuentre cosas en ella según las busque o no. Ya quedó dicho que no es una novela trivial, si se quiere hay en ella suficientes motivos de reflexión (tanto social como psicológica, porque los personajes tienen comportamientos francamente interesantes) como para dedicarle más tiempo que el que se invierte en sus páginas. Pero si busca una historia de evasión, la novela se lee con el suficiente ritmo como para que la encuentre. No sé qué pretendía Lluvia Beltrán con esta historia, pero siempre he mantenido que el libro verdaderamente importante con es el que el escritor escribe, sino el que lee el lector. Neurogénesis será lo que usted quiera que sea pero nunca dejará de ser una buena historia.
Andrés Barrero
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