“La muerte debe existir para que la vida signifique algo.”
La lectura de Siega, el primer libro de esta saga de ciencia ficción, no solo se convirtió en una de las mejores novelas que leí el año pasado sino que me fascinó por completo y se convirtió en mucho más que una historia para mí. Creo que va mucho más allá que meras palabras plasmadas en una serie de páginas…
Y esta segunda parte no ha sido diferente. Me ha parecido increíble cómo el autor sigue plasmando, reflexionando y cuestionando con el lector la moralidad de los personajes. Y es muy interesante porque no dejas de preguntarte cuando estás leyendo qué decisiones de las que toman son correctas y cuáles no lo son, así como el camino que cada uno de ellos decide seguir en su vida.
Y esto también define a todos ellos. Neal Shusterman introduce nuevos personajes aún más complejos y nos presenta a los que ya conocemos con más problemas a los que hacer frente. Pero todos ellos tienen algo en común: tienen dilemas morales, contradicciones y un mundo interior tan desconocido que ni ellos mismos conocen la mitad.
Pero no solo me han sorprendido sus personajes sino cómo plasma esta sociedad futura tan distinta a la que vivimos actualmente. Cómo seríamos capaces de vivir sin temer a la muerte, sin tener miedo a nada… Con avances tecnológicos que nos permitan vivir tras un mortal accidente de coche o una caída de más de 50 metros de altura. Volver de la muerte para volver a jugar con nuestra propia vida. Y esto es justamente lo que plantea con sus dos grupos de segadores: aquellos que ven la vida como un simple juego y los que creen que su trabajo les permite servir a la sociedad en que deben convivir para construir un mundo mejor para todos.
Y cómo logra tratarlo desde una narración sencilla, cercana al lector, que te impide dejar el libro y querer continuar leyendo para ver qué es lo que ocurrirá. Me ha encantado, además, que en esta segunda parte haya introducido páginas entre capítulos en las que plasman escritas en primera persona por el Nimbo, ese ente que domina todo y a todos, pero que a su vez se preocupa infinitamente por los humanos y les protege siempre. Es una idea compleja pero que me ha resultado muy interesante.
Además, la profundidad y la madurez con la que trata temas como la vida, la muerte, la tolerancia, la superficialidad o el amor, entre otros, es fascinante. Nadie diría que tenemos delante un libro catalogado como “juvenil”. O sí… quizás es lo que el género juvenil necesita: más libros que hagan reflexionar, aprender, cuestionarse cosas… Una vez leí en un libro que “nada está grabado en piedra”. Es decir, que podemos cambiar de opinión en cualquier momento sobre cualquier asunto. Y esto no es extraño: es clave para crecer y avanzar, para enfrentarnos a las circunstancias de la vida. Y creo que es algo que es algo que todos los jóvenes deberían aprender y tener en cuenta.
Tengo que admitir que Neal Shusterman me ha vuelto a sorprender y enamorar con Nimbo. Además, creo que hasta se ha superado respecto al anterior libro porque incluso ha elevado el nivel de complejidad asociado a la historia. Me ha parecido increíble, y a la vez terrorífico, cómo plantea cuestiones que quizás podrían ocurrir en un futuro. Obviamente, no al mismo nivel, pero asustan los límites del ser humano y hasta dónde estamos dispuestos a llegar para vencer a la muerte. Creo que tras leer Nimbo, me quedo con esta reflexión, que me ha hecho pensar mucho y plantearme cosas que nunca había pensado. Sin duda, nos esperan grandes historias de este maravilloso autor.
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