“Vivimos a ras de suelo, en lo llano, y sin embargo aspiramos a elevarnos. Terrestres, a veces ascendemos tan alto como los dioses. Algunos se elevan por medio del arte, otros con la religión; la mayoría, con el amor. Pero al elevarnos también podemos caer en picado. Hay pocos aterrizajes suaves. […] Cada historia de amor es en potencia una historia de aflicción. Si no al principio, más tarde. Si no para uno, para el otro. A veces para ambos.”
Ya es la segunda vez que leo Niveles de vida y creo que esta vez ha sido incluso más especial que la primera. Creo que eso es lo que pasa con Julian Barnes. Es un escritor que, a medida que vas leyendo cada uno de sus libros, te va gustando más y más. O quizás lo que ocurre es que cada vez me siento más identificada y reflejada en sus novelas, que tanta huella están dejando en mí.
Si bien es cierto que comencé a leer a este autor a principios de 2019, con La única historia, tengo que admitir que, una vez que empecé, no pude parar. Y creo que ha sido el mejor descubrimiento literario del año, junto con María Oruña y Víctor del Árbol. Creo que este es uno de los escritores con los que más he empatizado a través de las palabras, a través de cada uno de sus pensamientos y reflexiones plasmadas en el papel. Julian Barnes nunca te dejará indiferente, ya que se introduce en tu mente y en tus más profundos deseos y anhelos. Y escarbará… Ya te digo que escarba. En ocasiones, demasiado.
Y Niveles de vida creo que es una de sus novelas más profundas y especiales. Se divide en tres partes, bastante bien diferenciadas y con distintos narradores. En ellas, profundiza en distintos sentimientos como el amor, la soledad, la muerte, el dolor y la pérdida. Y no es fácil hablar de todo ello sin implicarse hasta el fondo. ¡Y vaya que si lo hace! Y llega un momento que ya no cuenta la historia de unos personajes lejanos y ficticios (aunque el lector no los sienta como tal), sino que se centra en sus circunstancias personales y nos narra un doloroso acontecimiento de su propia vida: la pérdida de su esposa. Y cuando llegas a ese momento del libro, en el que has experimentado junto a sus personajes el amor, la ilusión, el desamor y la fantasía que, a veces, inunda nuestras vidas, la novela mejora aún más.
Y aunque quizás esta parte es de lo más duro que he leído nunca, es brillante y no puede tener un mejor final. Es increíble como Barnes nos muestra sus debilidades y cómo nos abre su corazón en canal a través de las palabras, algo que no es nada fácil, y que él mismo admite. Hay sentimientos que el ser humano es incapaz de expresar mediante las palabras. Pero él lo consigue y te arrastra con él. Hay emociones que solo se pueden transmitir en la literatura y hay personas que solo son capaces de mostrar todo el dolor que tienen dentro a través de la palabra. Ese es su verdadero poder. Y Julian Barnes es un genio en esto.
“[La gente dice que] conseguirás superarlo. […] Y al final, logras superarlo, es verdad. Al cabo de un año, de cinco. Pero no lo superas de la misma manera que un tren sale de un túnel, con un brusco surgir al paisaje soleado del otro lado de los Downs, para comenzar el descenso rápido y traqueteante hacia el Canal de la Mancha; lo superas más bien a la manera como una gaviota se libra por fin de la pegajosa mancha de petróleo. Alquitranado y emplumado de por vida.”
Y es que así es realmente el dolor producido por la pérdida. Y esta es la auténtica huella que deja, ya que hay personas, situaciones, recuerdos… que nunca se olvidan. Que permanecen en nuestro interior hasta el final de nuestras vidas, dispuestos a atormentarnos y hacernos sonreír por todo lo vivido a partes iguales. Esta es la magia de la vida, la fortaleza de nuestros recuerdos más privados, más nuestros. Porque, ¿acaso tenemos la capacidad de elegir lo que nos hace felices? Aquello que, como expresa Barnes, nos hace elevarnos y abandonar nuestra esencia más terrestre.
Si tuviera que recomendar a un autor, sería sin duda, a Julian Barnes (y ya lo he hecho unas cuantas veces). Y si pudiera elegir a un personaje “famoso” a quien conocer, sería a él. Me gustaría preguntarle tantas cosas y charlar de tantísimos temas. Y sí, quizás le estoy idealizando. Pero no lo creo… después de leer tantas novelas y entrevistas suyas, no me puedo sentir más cercana a él y a su forma de ver la vida. Su pasión por vivir y los valores que le acompañan, así como el tormento expresado a través de sus personajes, son totalmente sinceros y creo que esto es, especialmente, lo que le ha convertido en uno de mis autores imprescindibles.
2 comentarios en «Niveles de vida, de Julian Barnes»