Reseña del libro “¡NO!, dijo Conejo”, de Marjoke Henrichs
“¡No!, ¡no! y ¡no!”. Eso es lo que sale con más frecuencia por la boca de mi hija de tres años de un tiempo a esta parte. Y a mí me desespera. De verdad que no sabéis cuánto. Es horrible, día tras día, contemplar cómo se rebela la niña y ser testigo de su desobediencia. Cuando llega el momento del baño, no quiere. Cuando llega el momento de salir a la calle, tampoco quiere. Pero lo más absurdo es que al cabo de unos segundos, después de darnos la negativa, ella misma propone bañarse o ir a la calle, como si las ideas hubieran salido de ella.
En fin, esta es una fase de lo más tediosa, pero hay que superarla con paciencia y con cariño. Y justamente para ayudarnos a ello está el libro del que hoy os hablo: ¡NO!, dijo Conejo, de Marjoke Henrichs y publicado por la editorial Akal.
En esta divertida historia nos encontramos con un conejito que no quiere hacer nada de lo que su madre le pide. Siempre está enfadado y aunque sí que le apetece vestirse, bañarse, o salir a pasear, no piensa dar su brazo a torcer, y simplemente se niega a realizar cualquier actividad.
¿A qué padre, madre o persona que esté en contacto con niños pequeños no le han ocurrido estas situaciones? Por eso, este cuento va a mantener atrapado a vuestros peques, porque no solo la historia de este amigo les va a encantar al sentirse identificados, sino que las divertidas y sencillas ilustraciones van a acaparar su atención.
Pero lo más importante es lo que nuestros renacuajos van a aprender con este libro. ¿Y sabéis lo que es? Van a aprender que desobedecer a papá y a mamá y rebelarse contra ellos no les lleva a ningún sitio, porque lo que los adultos les decimos es siempre por su bien. Sin embargo, es cierto que es bueno y necesario que los niños experimenten esta fase de negación y rebeldía, —que es inaguantable para los que estamos a su cargo, claro—, siempre y cuando acaben cediendo y obedeciendo a los mayores.
¿Y cómo hacemos para que al final nos hagan caso? Con mucha paciencia y truquillos. En ¡NO!, dijo Conejo, Marjoke Henrichs nos lo muestra. La mamá de Conejo, siempre de buena gana y de forma agradable y cercana, le propone diferentes actividades que Conejo rechaza porque sí, porque puede. Pero… ¡qué ropa más chula tiene para vestir! ¡Qué juguetes tan chulos le esperan en la bañera! ¡Qué botas de agua tan bonitas tiene para salir a la calle y saltar en los charcos! Todo ideado y colocado por mamá coneja para que nuestro protagonista no pueda resistirse a rechazar las ofertas.
Pero, ¿sabéis cuál es el premio más hermoso de todos si Conejo cede y obedece? Los besos de su mamá. Y a eso Conejo siempre va a decir que sí sin dudarlo ni un segundo.
Así que, como veis, al final el amor y el cariño es lo más importante, lo único que necesitamos para que nuestros hijos vivan y pasen por sus diferentes fases de crecimiento y desarrollo. Con paciencia y perseverancia todo sale, todo pasa. Y os puedo asegurar que con la ayuda de Conejo y su historia, los más pequeños de la casa se van a dar cuenta de lo poco que sirve rebelarse habiendo tantas cosas fabulosas y tantos juguetes que les esperan si obedecen. Aunque ellos siempre van a escoger un premio por encima de cualquier cosa material, os lo digo como madre que soy: los besos y abrazos de mamá. Porque el amor y ese maravilloso vínculo entre madres e hijos es inquebrantable y totalmente insustituible.