Conocí a Daphne Du Maurier cuando yo era niño. No, no; no la conocí personalmente, claro, ni tampoco literariamente, sino a través de las películas de mi idolatrado Alfred Hitchcock. Películas que estaban grabadas en cintas de video que veíamos mi hermano y yo en casa de mi abuela. (Cintas de vídeo, por cierto, en sistema Beta, –no VHS, no. ¡Beta!, que era un sistema mejor pero que, como suele pasar, no triunfó por no haber sido el primero–). Películas que veíamos una y otra vez y otra y otra, porque nos distraían, no entendíamos realmente todo lo que sucedía en la pantalla, pero caíamos absortos en ella igualmente. Sin ninguna duda Con la muerte en los talones y La ventana indiscreta se llevaban los récords de número de visionados, y, por supuesto, Psicosis no estaba incluida en la “programación”.
Y sí, también veíamos Los pájaros, faltaría más. Nunca supimos, de hecho nadie lo supo ni se sabrá jamás, porque los pájaros atacaban a las personas y esa era una de las grandezas de la cinta. La incertidumbre, ese grandioso final de anuncio de coche con los cuervos dando tregua y abierto a una continuación de inseguridad… la redefinición del terror, del suspense, del misterio…
Los pájaros, Rebecca y La posada Jamaica fueron tres de las obras de Daphne Du Maurier que el mago del suspense adaptó a la gran pantalla. (Recientemente he podido ver también Mi prima Rachel, aunque esta ya no dirigida por el mago, interpretada por Rachel Weisz, y la recomiendo).
Así que pensé que si a Hitchcock le llamaron tanto la atención los relatos de Du Maurier, (de los que tan solo el de las aves era algo así tirando a “terror”), como para hacer pelis de ellos, habría que echar un vistazo a estos cinco cuentos recopilados bajo el título No mires ahora y otros relatos, cuya clara intención es la de meter miedo en el cuerpo.
¿Lo consiguen? ¿Te meten el miedo en el cuerpo? Mmmm… buenoooo… Digamos que el primero de todos, que da título al libro, y el cual también ha sido trasladado a cine (Amenaza en la sombra, 1973), se acerca bastante. Desde el principio podemos sentir que estamos en Venecia (o al menos a mí, que acabo de regresar de ahí, me lo parece) y podemos empatizar con una joven pareja británica que ha perdido a su hija y trata de sobrellevarlo desconectando mediante una escapada. En un bar juegan a imaginar a qué se dedica fulanito o menganito y, se va creando una atmósfera inquietante, desde la primera hoja, gracias a esa otra pareja de ancianas gemelas que no dejan de mirarles. El protagonista desconfía de ellas, pero su mujer cae rendida a ellas al saber que una de las gemelas es vidente y que ve siempre a su lado a su hija muerta.
Este es en mi opinión el mejor de los relatos. La tensión va aumentando poco a poco, en cualquier momento crees que va a aparecer la figura fantasmal de la niña, o de alguien, o que una de las ancianas hablará con una voz de ultratumba o algo sobrenatural… Y, sin embargo, el desenlace es aún más sorprendente e inesperado. No lo ves llegar, te deja picueto y con los pelos de punta. Una historia estupendamente narrada que difícilmente olvidaré.
En cuanto a los otros cuatro, el que más me ha llamado la atención ha sido Las lentes azules. Una historia bizarra, surrealista, e incluso podríamos decir que mezcla de terror y ciencia ficción en el que una mujer se va a someter a una operación para recuperar la vista tras semanas viviendo en una absoluta ceguera. La intervención parece haber sido todo un éxito… sino fuera porque ve cosas que no debería ver.
El resto de relatos El manzano, El estanque y No después de medianoche, también atrapan el interés, por supuesto, y son muy disfrutables y de lectura recomendable, pero el premio gordo se lo llevan de calle los dos anteriormente mencionados.
Recalco que, salvo el primer relato, las historias aquí contenidas no son de terror ni de miedo sino, más bien, generadoras de inquietud, intriga, misterio, e incluso de nostalgia. Ese es tal vez el pequeño pero que podría poner pues la portada a lo “It” parecía presagiar una antología de relatos terroríficos. De cualquier manera, pronto te metes en cada una de las historias y te olvidas de géneros y otras zarandajas.
Du Maurier me ha sorprendido gratamente con este No mires ahora y otros relatos. Maestra a la hora de ambientar las historias, con detallismo pero sin caer en barroquismos innecesarios; profunda conocedora de la psicología humana, dota a sus relatos de una escritura clara y elegante, con un estilo a la vez cuidado y directo capaz de meter de lleno al lector en la historia con tan solo unas primeras frases.
La biblioteca de Carfax ha editado, igual que hizo con Experimental film, un ejemplar en el que se nota el mimo y el tiempo que le han dedicado. Una portada preciosa, buena traducción de Miguel Sanz y un gran contenido. El fondo y la forma. ¿Qué más se puede pedir a un libro?