No somos los únicos que llevamos este estúpido apellido, Maríe-Aude Murail
Si han llegado hasta este libro por el nombre de la autora, Marie-Aude Murail, o por el título, “No somos los únicos que llevamos este estúpido apellido”, o por la portada, ya ven, una Barbie buceando dentro de cuatro suculentos donuts perfectamente decorados con caramelitos de colores, o incluso por su contraportada, un mini-pastelito todo rosa, rosa, rosa, que contiene el siguiente texto:
“Ella es una pija engreída. Él, un caradura molón, y son medio hermanos. Acaban de enterarse de que tienen otros tres medio hermanos, dos feúchos y una rubita adorable, que necesitan un hogar… La guerra está servida porque Ella se pirra por tener esa encantadora criatura que inventa historias tórridas de amor a sus barbies… “ (Hay un poquito más que ya no les pongo)
Pues bien, si después de todo esto han decidido leer este libro, lo han comprado o lo han sacado de la biblioteca y lo han llevado a su casa, desde luego habrán demostrado que son ustedes aptos para su lectura. Y está claro que no se arrepentirán
Son ustedes personas sin PREJUICIOS
Este libro llegó a mis manos por otros motivos que nada tenían que ver con esa falta de prejuicios, al verlo pensé que era quizá una broma, leer que la traducción era de Julieta Carmona, que por cierto la ha clavado, tampoco me decía demasiado; y mucho menos el hecho de que no hubiese dedicatoria; ni que la autora eligiese una frase de Romain Gary ¿Quién es o era este hombre? Antes no lo sabía, ahora sí, por eso es tan importante leer, porque si eres curioso aprendes muchas más cosas de las que lees, era un escritor francés, bueno, lo cierto es que como muchos franceses, había nacido en otro país, concretamente era un judío nacido en Lituania que pasó su infancia en Viena y Varsovia, pero que después recaló en Niza. Tiene una historia de lo más interesante que yo les recomiendo leer. Como les decía, lo que de verdad me llamó la atención fue que eligiese una frase de este hombre a modo de prólogo del libro:
“El humor es una declaración de dignidad, una afirmación de la superioridad del hombre sobre lo que le ocurre”
Pues bien, todo lo que le sigue a esa frase desde el inicio del libro, o del cuento, o de como después de leído ustedes lo quieran llamar, es absolutamente una genialidad.
Desde su inicio, contado por un claro y directo narrador:
“El número 12 de la calle Mercoeur, en París, albergaba a la familia Morlevent desde hacía dos años. Tres niños y dos adultos, el primer año. Tres niños y un adulto, el segundo año. Y aquella mañana, sólo tres niños: Simeón, Morgane y Venise, catorce, ocho y cinco.”
Y hasta el final de la narración, no solo mantendrá, sino que irá incrementando nuestro interés más y más. No les cuento el final, claro, pero ya les digo que es un bello cuento… apto para ser leído, como todos los cuentos, por toda la familia.
No es de extrañar que se promocione haciendo mención a los numerosos premios que ha recibido en Francia, su adaptación al teatro ha obtenido el prestigioso premio Molière, ni el que se haya hecho una película del libro, pero ha sido sobre todo el boca-boca, lo que le ha colocado como un superventas en ese país; un libro que no debería pasarnos desapercibido, un cuento en el que a través de estos hermanos, medio hermanos y casi hermanos, reflexionaremos sobre temas que, como la homosexualidad o los distintos tipos de familia, nos indicarán nuestro grado de tolerancia, y desde luego nos conmoveremos con otros temas tan duros como la violencia de género o la enfermedad, y nos reiremos … porque ante todo es un cuento admirable que canta a aquellas cosas que cantan todos los cuentos, a la vida y a los eternos valores, pero es un cuento del Siglo XXI, humor fresco, del blanco y del negro, humor para jóvenes y humor para adultos, humor incluso para niños.
Me parece interesante contarles que la autora ha vivido y crecido rodeada de literatura, es hija de un poeta y una periodista, y sus hermanos también son escritores. Ella estudió literatura moderna en La Sorbonne. Son ya muchas las novelas escritas por esta mujer, y se nota, un libro como éste, está claro, y les puedo asegurar, que no surge de la improvisación.
Susana Hernández
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Pues después de leer tu reseña, Susana, creo que falla la portada y ese nombre taaaan largo que tan de moda está, aunque supongo que los que lo han pensado saben lo que se hacen. Este cuento apto para todos los püblicos parece que tiene más seriedad e inteligencia de lo que a simple vista mis PREJUICIOS me hubieran permitido interpretar, jajaja, lo reconozco. Pero como siempre, has conseguido ir directa al prejuicio y darle en el cogote. Lo que cuentas de la escritora hace al libro muy intesante.
Hay que reconocerte que esta vez has traído una rareza de esas que no se ven muy a menudo.
¡Te doy un besico a cambio de uno de esos donuts! 😀
Este libro ya está en manos del departamento de literatura del instituto de mi hija. Ya ves… Lo curioso es que a quien sí les ha llamado la atención esta portada es a los jovenzanos que rondan por mi casa ¿Es posible que la portada tenga la función de atraer al público al que va dirigida? Es más que probable, querida…
Te doy tantos donuts como quieras a cabio de esos besicos !