Norte, de Edmundo Paz Soldán
Tres historias sobre el desarraigo de un grupo de latinoamericanos perdidos en Estados Unidos, al otro lado de la frontera.
En la literatura, la frontera es en muchas ocasiones un lugar mítico; el territorio donde se materializa el límite entre dos formas de vida antagónicas o entre dos poderes opuestos está abonado para la épica. En él se desarrollan algunas de las historias más memorables que se hayan escrito, protagonizadas por personajes singulares que ya forman parte de nuestro imaginario colectivo.
Pero esto sólo sucede en los libros, porque hoy las fronteras son recintos fortificados con el propósito de proteger los privilegios que los ricos, encerrados en su cárcel de oro, tratan de mantener a toda costa lejos de las ávidas manos de los pobres, de los desheredados, de los perseguidos. Las tierras inexploradas y salvajes de antaño se han llenado de alambradas y, en lugar de aventuras, ahora sólo hay sufrimiento, miseria y explotación. Las fronteras ya solo lo son por uno de sus lados. Y ese lado, casualmente, siempre es el norte.
Norte es el título de la última novela de Edmundo Paz Soldán. Este boliviano afincado en Estados Unidos, integrante del difuso McOndo literario surgido en los noventa como reacción al realismo mágico, reúne en Norte tres historias de personajes al otro lado de la frontera.
Villa Ahumada, Norte de México, 1985
Jesús tiene quince años y vive en una barriada marginal en el norte de México. En compañía de sus primos, delincuentes de poca monta, ya se ha iniciado en el robo, el alcohol, las prostitutas baratas y el pegamento; lo mismo que la mayoría de los chavales de su entorno, un ambiente sórdido y brutal. Pero Jesús es diferente; reservado y de carácter sombrío, obsesionado por su hermana pequeña, pronto va a descubrir lo fácil que es matar a una persona. Y lo mucho que le gusta.
Huido a Ciudad Juárez, saltando continuamente en tren la frontera entre México y el sur de Estados Unidos, el psicópata que hay en su interior va a crecer con el paso del tiempo hasta dominarle, ayudado por las drogas, una sociedad que rinde culto a la violencia y unas fuerzas de seguridad desbordadas por las mafias que se mueven en la frontera.
Landslide, Texas, 2008
Michelle, hija de inmigrantes bolivianos, se encuentra en una encrucijada. Su paso por la universidad sólo ha servido para hacerle comprender que no encaja en el mundo académico ni en la risueña sociedad de consumo tejana, pero su vocación de guionista y dibujante de comics está tan estancada como su tormentosa relación con Fabián, un antiguo profesor suyo cuya vida también anda a la deriva.
Stockton, California, 1931
Martín es un humilde campesino mexicano que emigró en 1925 alos Estados Unidos para trabajar en la construcción del ferrocarril en California. Ahora, en plena Gran Depresión, no hay trabajo para nadie, y menos para un inmigrante que no habla ni una palabra de inglés. Desequilibrado por la miseria, la soledad y las malas noticias de casa, con México sumido en la guerra de los Cristeros, su débil personalidad termina por desmoronarse. Su extraño comportamiento y su incapacidad para comunicarse le llevan primero a la comisaría y después al manicomio, donde se refugiará en sus obsesivos dibujos de trenes y jinetes. Muchos años después, los dibujos y collages de este artista autodidacta y esquizofrénico asombrarán a los críticos de arte estadounidenses.
Tren, c. 1953
Martín Ramírez (1895 – 1963)
American Folk Art Museum
Estas tres historias tan distintas, narradas por Edmundo Paz Soldán con un estilo y un ritmo perfectamente adaptados al tema y la época de cada una, forman el armazón, a veces bolañiano, siempre brillante, de Norte. Cada una de ellas podría funcionar perfectamente por separado, pero puestas juntas, apoyándose levemente unas en otras, apenas rozándose, crecen hasta convertirse en una magnífica novela que ofrece una visión fragmentaria, pero extraordinariamente rica en detalles, de ese nuevo territorio engendrado por la mezcla del sur, pobre y violento, con el norte, rico y quizá más violento aún.
Norte no pretende ser un retrato de la inmigración, ni una denuncia de la discriminación de las minorías (cada vez menos minoritarias) latinas. Sobre esos temas ya se han escritos mucho libros. Este es un libro más humano y cercano: un libro sobre el desarraigo de un grupo de “latinoamericanos perdidos en Estados Unidos”. Los tres protagonistas principales (dos de ellos, Jesús y Martín, basados en personas reales), junto con el resto de personajes, no representan a la comunidad hispana, pero perfilan esa nueva sociedad que está naciendo después de más de un siglo de inmigración, de vida en la frontera, de spanglish, de discriminación y de integración.
Estos personajes no pueden ser más diferentes entre sí: unos luchan por una vida mejor al otro lado de la frontera, otros ya están instalados al otro lado, incluso hay alguno, como Jesús, que busca su provecho en la confusión de la línea. Pero todos ellos tienen una cosa en común: están perdidos en una encrucijada cultural y personal, cargando con una frontera interior. Han huido al norte para descubrir que la frontera viaja con ellos.
Javier BR
javierbr@librosyliteratura.es
Iba a dejar pasar este libro hasta que he visto que has remarcado que la principal diferencia de este libro con otros de temática parecida es que éste es más humano, más cercano. Ahí ha sido cuando he sentido interés en leer este libro y conocer una nueva perspectiva de la vida de los “latinoamericanos perdidos en Estados Unidos”. Una vida de la que sé bien poco. Felicidades por una nueva excelente reseña.
Besotes!!!
Han huido al norte para descubrir que la frontera viaja con ellos. Qué buen final le diste; la verdad es que viendo la tapa pensaba que era otro tipo de libro; ahora estoy interesado en leerlo; el norte, qué buena forma de definir a ese lado del mundo que siempre es rico a costa del sur; las tres historias parecen interesantes, y creo que le vendría bien leerlo a mucha gente que (la verdad es que acá en España lo noto) aun sigue adorando a EEUU y lo ve como un lugar al que ir, así como los latinoamericanos soñabamos con venir, como hice yo, a la gran Europa, al primer mundo; la realidad marca que ni los que quieran ir a EEUU encotnrarán el gran país de la libertad y que, al menos en mi caso, todavía estoy buscando eso que llaman primer mundo en España, porque no lo encuentro para nada: es más, lo veo más atrasado en muchos sentidos que latinoamérica ¿Primer mundo es poder comprarse toda la tecnología como me pasa mí en España? ¿El consumo yanquee? Yo pensaba aque tenía que ver con la cultura, eso que sí encontraba en Baires; ojo eh! que no me quejo de España, que tiene cosas buenas, solo que me pasa que los parámetros que tiene el mundo para medir el primer mundo pensaba que tenían relación con la cultura, no con lo material, como veo que al final ocurre realmente; tu reseña me movilizó! Saludos!
Son historias de personajes con la emigración como rasgo común, pero no es un libro descriptivo, ni mucho menos de denuncia, del fenómeno de la inmigración o de las injusticias y desigualdades en las que tiene su origen. De hecho, si bien los personajes secundarios sí son más representativos de la este fenómeno, los tres protagonistas no lo son para nada.
La vida de los latinoamericanos perdidos en EE.UU. es una idea que me atrajo, y el libro no defrauda, al contrario. Ahora, no sé cuando, quiero conseguir Missing, de Fuguet, y seguir con el tema.
Gracias por tu comentario, Margarita.
Hola Roberto:
Por lo que te refieres a la cultura de los Españoles, y recalco, lo de los Españoles porque no debemos olvidar que en este país, durante 40 años gobernó un dictador que lo que menos le interesaba es que su pueblo fuera culto, porque como el mismo no lo era y era el que mandaba, para que, los pobres necesitaban la cultura?? solo debían hacer lo que decían los que sí sabian, y mientra les explotaban. En esa época los cultos se tuvieron que ir de España, y fué ahí donde nos beneficiamos los sudamericanos, porque todos los republicanos e intelectuales de este país se exiliaron en américa y de ahí nuestro nivel cultural, comparado con el resto de españoles. Y por último, ahora la diferencia es mucho mas baja gracias a los partidos políticos de izquierda que han entrado a saco en el asunto.
Tienes razón en lo que dices, Roberto, acerca de las diferencias entre norte y sur, y no sólo las económicas. En todo caso, como le comentaba a Margarita, Paz Soldán no denuncia esas cuestiones en su libro ni entra en temas políticos; sus historias son demasiado personales para ser representativas de ningún colectivo.
Me gustaría discutir contigo acerca de los comentarios que haces, aunque quizá no sea este el lugar más apropiado. Pero sí te digo que todos los latinoamericanos que conozco que viven en España me han comentado lo mismo acerca de la vida política y cultural del viejo continente. Da la sensación de que la cultura aquí se desarrolla de espaldas a la gente (unos pocos participan activamente, es cierto, pero la mayoría tiene su atención puesta en otros asuntos), al igual que la política. No quiero ni puedo valorar su nivel, ni compararlos con el de los países de Sudamérica, puede que sea más alto o más bajo, o sencillamente diferente e imposible de equiparar, pero tengo la sensación de que la participación de la sociedad en España es muy baja en estos asuntos.
Gracias por tu comentario.