Novedades infantiles 13
Hay veces que las historias te invitan. Te invitan a entrar en su mundo y no te sueltan. Te agarran, fuerte, atrincheran tu corazón en sus manos y ya no puedes librarte de su influjo, de lo que te cuentan sus páginas, de sus imágenes, de sus palabras, y ya no tiene remedio alguno que intentes escabullirte a la realidad, porque el halo que recubre sus historias te acompañará siempre, allá donde vayas. Estáis a punto de descubrir cuatro de esas historias que se meten de lleno, que siendo las novedades infantiles de estas reseñas, se pueden hacer un hueco en el corazón sin remisión alguna. No intentéis impedirlo, no podréis. Os veréis hechizados bajo el embrujo de estos libros infantiles, como lo he estado yo desde que abrí sus páginas. No hablo por hablar, casi nunca lo hago, pero hoy, más que nunca, me encanta enseñar al mundo que los libros para niños, para pequeños, pueden ser para adultos, que buscan la inocencia por encima de todo. Disfrutadlos, porque es lo único que podéis hacer.
Un bosque, un amistad que dura para siempre, un deseo, y el sentimiento que inunda todo, que lo abarca todo hasta hacerlo infinito. Llega a todos los lugares, es inevitable. Será la amistad la que viva dentro de esta historia de dos chicos que pasean por un bosque, en cada estación, en cada momento de su vida, que se echarán de menos, por poco tiempo, que vivirán la alegría, la tristeza, la lluvia, la luna. “El chico del bosque” no es sólo un libro que abrir y cerrar, es una canción que se pega en el cuerpo, son palabras que recorren los poros de la piel, que erizan el cabello, y que contiene en su interior un personajes, en realidad dos, que viven lo más maravilloso que se puede vivir, que es la amistad, el quererse porque sí, sin saber el por qué, viviendo la compañía, el espacio que ocupa la otra persona, y que se une a nosotros en un camino que nos llevará a la madurez, como lo es el camino de la vida. Con estas palabras, ¿creéis en serio que es solamente un libro? Lo descubriréis abriendo sus páginas.
Qué curioso es todo cuando encuentras las palabras necesarias para lo que estás sintiendo. Cuando abres “¡Muchas gracias!” encuentras la voz de un niño, de ese niño pequeño que hemos sido todos alguna vez, que crecimos al abrigo de los nuestros, de los que se movían a nuestro alrededor. Cada uno de ellos nos decían sus mensajes, sus aprendizajes, y aunque fueran muchas veces contradictorios, de todos aprendimos, de todos quisimos saber cómo habían llegado a ser lo que eran. Cuando yo era pequeño, como el protagonista de esta historia, recuerdo que en mi boca, en la garganta, siempre pugnaban por salir esas dos palabras que dan título a este libro. Agradecer a los míos lo que me dieron, lo que me enseñaron, lo que tuve que aprender por mí mismo, aunque ellos siempre estuvieron allí para recogerme. Ser niño nunca fue fácil, pero desde luego, el camino se allana si observamos libros como éste, que nos enseñan, como sólo pueden hacerlo esas pequeñas obras maestras, que agradecer lo que la vida nos ha puesto delante no es una pérdida de tiempo, sin un bien necesario. ¡Muchas gracias a todos, porque de tanto querer yo sólo puedo dar las gracias!
Muchas veces sueñas, pero no sabes qué significa. Cierras los ojos, vas cayendo en las redes de la oscuridad, y aparecen imágenes a las que no puedes poner un significado. “El libro de los sueños” es un viaje, un viaje sin igual, un viaje por las imágenes que nos aparecen de los sueños, de aquellos sueños a los que no podemos poner nombre, pero que recordamos, que vivimos, que sentimos, y que se convierten en parte nuestra, como si fueran una extensión más de nuestro cuerpo. ¿Qué son los sueños? Nadie lo sabe, pero eso no significa que no podamos disfrutarlos. Por eso está este libro, para enseñarnos que cuando los sueños llegan, cuando los sueños hacen acto de presencia, sólo nos queda una cosa posible: abrir los brazos, y entregarnos a ellos, porque en ellos se guardan nuestros deseos, nuestras ganas, nuestras querencias, y es con ellos, y no con otras cosas, cuando descubrimos lo que es la felicidad, lo que es saber que la imaginación es tan grande como lo podemos ser nosotros por dentro. Esa es la magia que encierra este libro, y esa es la magia que comparto hoy con vosotros.
Y llega el final, ese final que tanta pena me da cada domingo. Pero quizá hoy más, porque esta es una historia de las que nadie debería perderse, que nadie debería dejar pasar de lado. “Los muñecos de papel” es la historia de las madres, de cómo quieren a sus hijos, de cómo crean para sus hijos historias que les hacen crecer, que les hacen sonreír, que les hacen conocer el mundo, por ese amor que les profesan sin ningún tipo de motivación, simplemente por el hecho de hacerlo. Es la historia de unos muñecos de papel creados para escapar de los peligros de la vida, pero también de cómo una niña crece, se hace mayor, se convierte en una madre, y enseña a su propia hija lo mismo que su madre le enseñó cuando era pequeña. Porque la vida es un círculo, la vida es una página de papel que vuela por el aire, que se retuerce, pero que vuelve a la mesa para ofrecernos a todos nosotros la oportunidad de ser felices, de jugar, de vivir, de sentir, y de ser niños para siempre, mientras jugamos creando historias, como la que tenemos aquí, que nos llena el cuerpo con esos sentimientos tan preciosos con los que nos llena la literatura.