Novedades infantiles 14
En el terreno de los libros infantiles no está dicha nunca la última palabra. Así, según van pasando las semanas, es increíble cómo puedo seguir hablando de diferentes propuestas y que ninguna se parezca a la anterior. Porque en los libros, como en la vida, lo más importante que tenemos es poder buscar y buscar y encontrar cosas completamente distintas y que aun así nos llenen por dentro. Esta vez vuelvo a la carga con una nueva edición de novedades infantiles que harán las delicias de todos aquellos niños que sientan pasión por los libros ya desde pequeños, hasta los mayores que acompañen el viaje de la lectura con ellos. Sin duda, un espacio de descanso y de buenos encuentros el que os propongo para hoy, un domingo cualquiera, de un mes cualquiera, de un año cualquiera, en el que vuestros ojos y los míos se posan, por enésima vez, en los libros que podrán endulzarnos los próximos minutos y, quién sabe, quizá sean un acompañante para toda la vida. Así que abrid bien los ojos y encontrar aquello que más os guste. Después, leed y pensad que, dentro de otra semana, estaremos aquí de nuevo para presentar muchos más títulos.
Una de esas colecciones que, por numerosas razones, se han convertido en un referente de la literatura infantil y juvenil es la de “Los guardianes de la infancia”. Sandy es un cuento de esta misma serie, pero podría decir sin temor a equivocarme que es algo más. Aderezado con unas imágenes tan preciosas que es raro que nadie no se enamore al instante, nada más abrir el libro, nos introduce de lleno en el mundo que ya descubriéramos con algunos de sus otros libros y que se han guardado en la retina de muchos de nosotros. Combel nos trae esta preciosa historia en la que la arena de los sueños, el valor para hacer frente a las pesadillas y un personaje que recordar para siempre, dan el pistoletazo de salida a una nueva aventura que encantará a niños pequeños, a grandes que nunca quisieron dejar de serlo, a personas de edad indeterminada, en definitiva, a todo aquel que se precie de jugar con la literatura, de aprehenderse con ella de cosas que jamás pensar, y que nos ayudará a soñar, a vivir nuestros propios sueños, y a cruzar el mar de las pesadillas como si simplemente fuera un río pequeñito que no importara a nadie.
Pasan los meses, van pasando uno tras otro, y hay lecturas que te dejan impactado, que te dejan ese suspiro en el corazón que hace falta de vez en cuando. Vamos a buscar un tesoro es, a todas luces, uno de esos rincones donde refugiarse cuando la realidad es demasiado dura, cuando queremos saber, como los protagonistas de este cuento, qué es lo mejor en el mundo. Una búsqueda del tesoro que llevará a un oso y a un tigre a querer encontrar aquello que realmente importa en la vida, en nuestras propias vidas, y que les hará aprender una lección importantísima: las personas que están a nuestro alrededor y el tiempo que pasamos con ellas es lo más importante, lo que más debería preocuparnos del mundo. Kalandraka me ha ganado, me ha hecho suspirar lentamente y me ha hecho reconciliarme, durante unos minutos, con la vida frenética que llevamos. Un oasis, quizá sea eso lo que pretendo decir aquí, en un mundo lleno de prisas. Porque me imagino dentro de poco, leyendo este libro a mi sobrino, y sintiendo que él sabe, igual que yo, que lo mejor en el mundo no puede tocarse con la mano, pero sí con el corazón. Como lo que guarda este libro dentro.
Siempre me gustó la poesía y si ya era poesía para niños, más todavía. Me hacía sentir, cuando la leía, especial, como si fuera mayor por tener entre mis manos un libro de poemas, de versos que contaban una historia, fuera más tonta o menos, pero en otro formato distinto al de siempre. El idioma secreto es un libro de poesía sí, pero también es un mundo entero guardado entre las pastas duras de aquello que conocemos como libro a secas. Es curioso, hacía tiempo que no leía poesía para niños, para jóvenes, y es entonces cuando vienen así, casi de la nada, libros como este que te van creando un rinconcito lleno de sabiduría y de emoción cuando vas posando tus ojos en los versos, cuando vas siguiendo cómo aparece ante ti el idioma secreto, el que se esconde en nosotros, en el que impregna este libro y su métrica, recordándonos, como siempre suele pasar con los libros de Kalandraka que si tuviéramos que vivir únicamente de libros, yo iría de su mano siempre, porque no es posible encontrar historias tan llenas de vida como esta que os presento sin versos, sin rimas, sólo con el lenguaje que se me permite ahora mismo. Un lenguaje lleno de fuerza y de pasión.
No hay nada más difícil, para mí, que crear un libro para niños en el que se explique la filosofía. Y lo que es más importante, no hay nada más difícil para mí que hacerlo entendible. El genio maligno del señor Descartes es de esas propuestas completamente diferentes que siempre me gusta traer de la mano. Quizá porque esté editado por una de mis editoriales fetiche, Errata Naturae, me parece todavía más de valorar que hoy en día se editen historias semejantes, que acerquen temas que no son los clásicos para jóvenes, con los que pueden aprender cosas completamente diferentes y que son, a todas luces, un buen distintivo de la calidad que puede llegar aquí y la cultura de la que podemos proveernos. Me gustaría que hubiera muchas más historias semejantes, muchas más historias que supongan un soplo de aire fresco como lo ha sido esta para mí. Una historia, un hombre, muchos interrogantes, que nos acercará la filosofía desde otro punto de visto, sin necesidad de tener que ser genios en la materia. Un acierto, un imprescindible, algo que nadie, absolutamente nadie, debería perderse.