Reseña del libro “Nuestros nombres olvidados”, de de Carmen Pacheco y Laura Pacheco
Nuestros nombres olvidados, ilustrado por Laura Pacheco y escrito por Carmen Pacheco, es una preciosidad. Eso salta a la vista desde la cubierta, repleta de relieves y brillos, y te aseguro que el interior está a la altura.
En esta obra, texto e ilustraciones van a la par en todo momento, ambos tienen el mismo protagonismo y riqueza de matices para contarnos la historia de ocho mujeres —una señora y siete criadas— encerradas en una mansión. Por las noches, se reúnen en el desván para contarse grandes historias de héroes, villanos y pruebas de amor, hasta que un acontecimiento inesperado las motiva a contar solo historias de verdades: sus propias historias. Así es como cada una de ellas recuerda cuál es su primer nombre, ese que ya habían olvidado.
Apenas hay unas líneas por página, por lo que, aunque llega a las cien, se puede leer de una sentada. Incluso recomiendo que así sea para sumergirse por completo en este cuento. Aunque advierto que no bastará con leerlo una sola vez, pues absolutamente todo lo que se menciona es un símbolo y en cada relectura se encontrarán detalles nuevos.
No quiero aportar datos de más porque parte del encanto de Nuestros nombres olvidados es descifrar estos simbolismos. Solo diré que las historias de las criadas y de la señora nos hablan de los distintos arquetipos que se han adjudicado a las mujeres a lo largo de la historia. A quienes sepan de mitología femenina enseguida les vendrán muchos personajes a la cabeza, pues estos arquetipos tienen infinidad de nombres según las culturas. Y a quienes nunca se hayan adentrado en otras mitologías y les apetezca hacerlo, antes o después de leer Nuestros nombres olvidados, les recomiendo Brujas, Guerreras, Diosas, de Kate Hodges, un maravilloso repaso de los personajes femeninos de las culturas más variadas.
Los simbolismos de Nuestros nombres olvidados continúan con alusiones al catolicismo, el capitalismo y el patriarcado, responsables de que las mujeres hayan perdido su poder durante siglos, pero que también han afectado a muchos hombres, a los que tampoco se les ha dejado ser cómo quisieran ser.
Como bien explican las hermanas Pacheco en el epílogo, el origen de Nuestros nombres olvidados es su abuela Carmen, quien solo tuvo como referente a la Virgen María y que, de manera inconsciente, se lo impuso a su hija y a sus nietas. Pero ellas, desde pequeñas, no se sintieron identificadas y buscaron otros referentes femeninos en mitologías: esas mujeres que transmitían el poder que ellas no sentían.
A fin de cuentas, Nuestros nombres olvidados es un cuento feminista que reivindica que las mujeres dejen a un lado esos roles que otros les han impuesto y tengan la oportunidad de ser quienes quieran ser. Por eso me parece una obra muy recomendable para todas las edades: desde la infancia (en torno a los diez años), para que las niñas tengan referentes femeninos empoderados y, por supuesto, para las lectoras adultas, mujeres que ya han olvidado su primer nombre y merecen recuperarlo.