En Nuestros tiempos felices, la autora surcoreana Gong Ji-Young nos lleva de la mano por la Corea del Sur de los últimos años del siglo pasado. En esta novela, Ji-Young nos cuenta la historia de Iuyeong, una joven de familia aristocrática, quien debido a cierto hecho que sucedió en su pasado y el escaso apoyo de su familia en relación al mismo, está sumida en la desesperanza y la infelicidad. La novela parte de su último intento de suicidio, cuando viene a visitarla al hospital su tía Mónica, monja, y la encargada de devolverle las ganas de vivir.
A Iuyeong su tía le plantea dos posibilidades: por un lado, someterse a tratamiento psiquiátrico o por otro lado, acompañarla los próximos jueves a una de las múltiples labores altruistas que Mónica hace: visitar al joven Iunsu, un condenado a muerte por un delito terrible, que como Iuyeong, arrastra un pasado desgarrador y pasa los días en su celda en espera del día de su ejecución. Naturalmente, en un primer momento, Iunsu no quiere saber de ellas. Carga con el peso de su condena, de su pasado y cree no ser merecedor de la bondad que le brinda la tía Mónica, quien le trae regalos, le escucha, se compadece de él. Y a pesar de la también inicial reticencia de la protagonista a esos encuentros, entre jueves y jueves, Iunsu e Iuyeong conectarán. Entre las paredes de la sala católica de la cárcel y vigilados atentamente por un funcionario de prisiones que no tarda en apenarse por ellos, ambos encontrarán en el otro un apoyo y un respiro entre tanto dolor. A través de capítulos cortos, la autora teje la historia en dos líneas temporales: la narración de la historia principal está combinada con la dura infancia y adolescencia de Iunsu, las cuales a mí me hicieron estremecer.
Cuando esta novela se cruzó conmigo en esta cuarentena, no sabía muy bien qué esperar. Apenas leí la sinopsis (esto cada vez lo hago menos, porque pienso que muchas sinopsis están llenas de spoilers) y decidí que simplemente le iba a dar una oportunidad porque me apetecía leer algo escrito por una autora surcoreana. Reconozco que cuando leí en la portada que a la autora se la considera “la Paulo Coelho de Asia”, esto me echó para atrás porque no me llaman nada la atención los libros del autor brasileño. Sin embargo, con Nuestros tiempos felices me lancé y salí de mi zona de confort. Y bingo. Conecté con la historia desde el primer minuto. No estamos ante una novela de amor al uso, no es de color de rosa, a los protagonistas el tiempo les juega en contra. El tiempo les recuerda cada jueves que aquel tal vez sea el último, su última oportunidad. Aunque es evidente lo mucho que me ha gustado este libro, llegado a este punto de la reseña me gustaría hacer la siguiente aclaración: Nuestros tiempos felices es una novela dura y creo que probablemente no sea para todo el mundo. Aborda temas muy delicados como lo son las agresiones sexuales, los abusos físicos, el suicidio. Asimismo, otros de los temas que se tratan son la religión, el perdón, el altruismo, la pobreza, el abandono, las relaciones familiares. No obstante, el tema principal y sobre el que gira toda la historia de la novela es la pena de muerte. Desde las primeras páginas el lector capta cuál era la intención de Gong Ji-Young al escribir esta historia: nos hallamos ante un claro alegato contra la pena capital, la cual en la actualidad todavía no está abolida en Corea del Sur, país donde las ejecuciones no se llevan a cabo desde 1997 (momento donde se sitúa la novela) y donde las condenas se van conmutando.
En resumen, Nuestros tiempos felices podría ser una buena opción para quienes les guste las novelas intimistas donde a pesar de las adversidades, priman la redención, la fe y las segundas oportunidades.
Watashitachi no Shiawase na Jikan es su adaptación en manga. Es hermoso, al igual que la novela. La adaptación cinematográfica es la única que no me convención.
Hola soy amanda el libro de nuestros tiempos felices me enamoro es un libro súper bonito y entretenido lo amo