Todos somos un poco cotillas. La prueba está en la clase de programas que triunfan hoy en día. Pero claro, hay una diferencia muy grande en querer saber qué ha comido la Pantoja y querer saber más sobre aquellas personas que vivieron o pasaron por Nueva York durante las tres décadas de máximo esplendor y libertades. Me interesa mucho más aprender sobre Lou Reed, Truman Capote, Andy Warhol o Patti Smith, la verdad. Sus vidas son más interesantes que la de la Pantoja (y eso que la de esta tipa da ya para una peli de sobremesa). Si queréis dar una paseo por el lado salvaje de la vida, olvidando necedades, éste es vuestro libro.
Durante los años sesenta, setenta y ochenta, Nueva York fue la ciudad donde la palabra libertad alcanzó su máximo esplendor. Londres, Berlín y sobre todo París habían sido ciudades donde comenzó a fraguarse esta liberación, pero es en la ciudad de Nueva York donde se reúne lo más granado de la época, donde las transgresiones, las vanguardias y el sexo libre campan a sus anchas. En Nueva York/Babilonia, los años de la edad maldita, el escritor, y sobre todo poeta, Luis Antonio de Villena realiza un viaje por aquellos años de la mano de las personas y personajes que vivieron plenamente esas décadas malditas.
A algunos de los personajes que aparecen en las líneas de este libro ya los conocía e incluso admiraba, al resto los he ido descubriendo gracias al gran trabajo de Luis Antonio de Villena. No se trata solo de un libro de ensayo, aunque así lo hayan catalogado. Creo que la dedicación que el autor pone a lo largo de este libro hace de él una gran publicación en la que el escritor se entrega en cuerpo y alma a sus anécdotas, personajes y vivencias. Tanto es así, que en ocasiones Luis Antonio de Villena nos narra sus propias experiencias personales con personajes como Lou Reed o William S. Burroughs.
El libro arranca con el mítico Andy Warhol, a quien se le llama “El papa del pop y demás modernidades”. Lo cierto es que Warhol fue un gurú en su época. Aparte de sus propias excentricidades (que no eran pocas), el pintor logró reunir a su alrededor a todo un séquito de personajes de lo más variopinto: eran la factoría Warhol. La hermosa Nico (la misma que cantó con la Velvet Underground), Joe Dallesandro o Morrisey fueron algunos Warholianos menores de los que también se habla en este libro.
Cantantes como Lou Reed, Patti Smith, David Bowie, Mick Jagger, Sid Vicious o John Lennon son algunos de los personajes que también vivieron la época dorada de esta Nueva York/Babilonia. Cada uno más raro y excéntrico que el anterior. Todos ellos entregados por completo al desenfreno, al vicio y al libertinaje. Quizá la única excepción sea David Bowie, quien supo separar certeramente su vida pública de su vida privada y quien, a pesar de la época de excesos, fue uno de los pocos que consiguió librarse de adiciones.
En Nueva York/Babilonia, los años de la edad maldita, también aparecen retratados numerosos escritores, entre los que destacan aquellos transgresores que pertenecieron a la generación Beat. Así, encontramos anécdotas sobre Allen Ginsberg, William S. Burroughs, Paul Bowles o Truman Capote. Todavía más excéntricos si cabe estos escritores que la pandilla de músicos que he citado unas líneas más arriba.
Fueron épocas de excesos, de descubrimiento y libertinaje. Unas décadas en las que el sexo era totalmente libre y las drogas y sus efectos aún estaban por descubrir. Y hubo muchos personajes que las descubrieron y sufrieron de lleno sus consecuencias quedando enganchados de por vida a éstas, algunos con mejor suerte que otros. Muchos de ellos murieron realmente jóvenes, como Sid Vicious, otros han pasado por fuertes tratamientos de desintoxicación, como Lou Reed. El caso es que este exceso de drogas ha pasado factura a muchos de los personajes que vivieron estas épocas. Bueno, a todos menos a Mick Jagger, que no sabemos qué pacto habrá hecho para haberse metido en el cuerpo todo lo que se ha metido y seguir sobreviviéndose de esta forma.
Algo parecido ocurrió con el sexo. Aquellos ambientes tan libertinos, tan Sodoma y Gomorra, también pasaron factura con la epidemia del sida y todas las muertes que trajo consigo.
Una época que no se volverá a repetir, de ahí su autenticidad. Unos años que merecen la pena ser conocidos y recordados. Las décadas de máximo esplendor donde se dieron cita algunos de los más brillantes personajes de nuestra historia.