Reseña del libro “Número dos”, de David Foenkinos
En 1999 daban comienzo las audiciones para encarnar a Harry Potter, centenares, miles de niños ilusionados pasaron por ese casting con la emoción de convertirse en el niño que sobrevivió. Contra todo pronóstico Harry Potter y la piedra filosofal se había convertido en todo un fenómeno, y por lo tanto las consecuencias de ese insólito éxito no se hicieron esperar: grandes productoras comenzaron a mostrar interés en la novela con el fin de realizar una adaptación cinematográfica. Además de mucho dinero se habían depositado grandes expectativas en el filme y en sus sucesivas entregas, por lo que era importantísimo dar con el Harry perfecto.
Como todos sabemos Daniel Radcliffe fue el elegido, creceríamos junto a él, pero ¿Qué hay de Martin Hill? Un chico encantador, de pelo revuelto y gafas redondas al que una concatenación de casualidades al más puro estilo austeriano, le llevarían a las audiciones de Harry Potter, es más, debido a su parecido con el personaje y a su talento llegaría al final de las pruebas y lo que marcaría la diferencia entre Radcliffe y él, sería como lo definió la directora del casting “ese algo extra” que Daniel tenía y Martin no, ese algo que convertiría a Martin en el número dos y a que su vida comenzara a sumirse en un abismo oscuro que le oprimía cada vez más según se sucedían las nuevas entregas de libros y películas.
La primera vez que leí a David Foenkinos fue con su novela Charlotte, su forma de narrar me cautivó, también vi la película La delicadeza, basada en una de sus obras e interpretada por Audrey Tautou y terminé por enamorarme, por cierto, os recomiendo tanto el libro como la peli. La sinopsis de Número dos me atrajo en el momento en el que la leí y cuando vi quien firmaba la obra ya no me quedo ninguna duda: tenía que leer ese libro.
Lo que Foenkinos nos cuenta en Número dos es lo que una vez escuché definir a mi admirado Alejandro Palomas como la vida no vivida, es decir, aquellas elecciones o caminos qué por un golpe del destino hacen que tomemos un rumbo diferente al que hubiésemos querido o previsto, como le paso a Martin, que la carencia de ese misterioso “algo extra” le llevo por otros derroteros hacia una vida que pudo haber sido y que cada año, con cada libro y película le recordaban de forma implacable lo que no fue.
A partir de su rechazo Martin cae en una profunda tristeza, en una frustración e impotencia infinitas que le hacen pensar con tan solo trece años que su vida es un auténtico fracaso. Imaginaos la desesperación de Martin, pues todo, absolutamente todo le recordaba su chasco, no podía escapar, en el colegio no se hablaba de otra cosa que no fuera Harry Potter, la televisión, la prensa, la radio se hacían eco del fenómeno, los carteles, la ingente cantidad de merchandising no ofrecían ninguna salida a su sufrimiento, todo lo contrario, lo intensificaban y lo mantenían en el tiempo con cada nuevo libro, con cada nueva película.
Número dos nos habla del fracaso, de la vida no vivida, nos habla de la tristeza, de la casualidad que nos sobrevuela continuamente y que aparece en los momentos más inesperados para cambiarlo todo e incluso nos habla de esa falsa felicidad que parece erigirse como el mal contemporáneo.
La forma de narrar de David Foenkinos es tan delicada y bella, tan llena de sensibilidad que nos conduce por la melancolía, por las heridas de la infancia que llevamos a cuestas y que se reabren y volvemos a suturar como podemos. Foenkinos hace que nos resulte muy fácil identificarnos con Martin, porque todos hemos sido segundones en algún momento de nuestra vida y eso hace que la novela sea adictiva, que queramos saber cómo transcurre la vida del otro Potter.