Reseña del libro “Olimpia”, de Laura Mas
Si lo que te va es la “historia ficción” con todos los componentes de un best seller, Olimpia es tu novela. Podría empezar esta reseña felicitando a la autora, Laura Mas, por volver a poner el foco en una de las mujeres olvidadas por la versión patriarcal de la historia. Este título sigue la estela de su primer libro, La maestra de Sócrates. Sin embargo, ella ya sabe que mujeres libres siempre ha habido, que el mundo de hombres que vende el patriarcado es otra de sus mentiras y que la libertad femenina es el origen.
Precisamente, la Gran Diosa Madre es representada en la Grecia Clásica por una mujer con unos pechos descubiertos -que IG habría censurado- que sostiene en ambas manos dos serpientes. Este símbolo era asociado a los saberes prácticos que compartían las mujeres y que luego ya sabes quien ha demonizado. En Olimpia vas a encontrar mención al mito pero con una interpretación sui generis que te invito a comentar tras leerlo.
Olimpia es una novela ligera, sin pretensiones, que vuelve entretenida una tarde de domingo y que despierta el deseo de conocer más sobre la madre de Alejandro Magno, enturbiada por las leyendas siniestras y alguna que otra película de cuyo nombre no me quiero acordar. Laura Mas destaca las intrigas palaciegas y sus ansias de participación en la estrategia política y militar: “Todas, incluida yo misma, hilábamos y tejíamos prendas de todo tipo para nosotras y nuestros hombres. Se trataba de una labor noble, pero lo cierto era que no me entusiasmaba. A menudo envidiaba a Filipo y sus generales cuando se reunían para hablar de política” (p. 62).
La protagonista, princesa de Epira, fue cambiando de nombre según sus circunstancias vitales. “A partir de ahora, llámame Olimpia. He cambiado de nombre con motivo del triunfo de mi esposo en los Juegos Olímpicos” (p.65). Matrimonio arquetípico con un Filipo despreciable que es descartado de la ecuación narrativa en los primeros pasos. Pues aquí quien importa es la madre, la excluida, la luchadora que resiste en un mundo donde no encuentra su lugar, más allá de la conservación del linaje.
Al ser capítulos cortos y una extensión correcta, la lectura de Olimpia además de disfrutona ofrece una rápida visual por los lugares claves de la época, así como de esos años donde la espada y la lógica de la guerra se imponían. Aunque a pesar de ello, la autora señale las influencias positivas que tuvieron en Alejandro su mentor Aristóteles. Al menos, no buscaba la Gloria solo desde el filo del arma, también desde el deseo de expansión de la cultura helenística. De hecho, Laura Mas compara a Alejandro con su ídolo Aquiles y en la trama también rescatará la cólera de la Ilíada por un equivalente a Patroclo.
En cuanto a la religiosidad de Olimpia, cabe recordar que la primera escritora reconocida con firma fue Enheduanna, sacerdotisa y princesa acadia, que recogió los cantos a Innana. Antes de la caída de Creta, mucho antes del periodo helenista donde sitúa la trama, las mujeres eran el centro porque estaban conectadas con lo sagrado, que no era un tío con barbas, sino la vida, la naturaleza y la potencia relacional del poder ser dos por la maternidad.