Open, de Andre Agassi
Abro los ojos y no sé dónde estoy, ni quién soy. Pudiera pensarse que, estas palabras, pronunciadas en una novela normal y corriente, pudieran haber sido dichas por un personaje con amnesia, alguien que se despierta una buena mañana sin tener ninguna noción de lo que le rodea ni, y esto me parece más importante, de lo que le ha rodeado hasta el día de hoy. Pero si, siguiendo las líneas que se trazan en este libro, uno descubre que las primeras palabras que pronuncia Andre Agassi para empezar a contar su historia son éstas y no otras, renunciaremos a pensar que lo que nos vamos a encontrar es una vida llena de lujos y ostentaciones y sí una existencia donde el dolor y la falta de una identidad propia. La fama – entendida por algo conseguido por méritos propios, no lo que hoy en día se entiende como tal – puede convertirse en una camino lleno de espinas desde el principio. Puede que yo, sin ser un seguidor de ningún deporte, haya elegido esta lectura por varios motivos: a) venía precedida por críticas alabando el gusto del protagonista, b) la dureza era una parte de ella y el silencio o la censura ante momentos vitales no aparecía por ningún lado y c) siempre me han interesado las vidas que se esconden tras los focos y tras las imágenes que, en la televisión, nos intentan mostrar una vida de lujo tan apartada de la realidad. Si uno intentara descifrar algunos de los elementos que llevaron a uno de los grandes jugadores de este mundo a ser lo que es hoy, no lo conseguiría, a no ser que leyera Open, probablemente una de las biografías más duras que he leído en mucho tiempo, exenta de aquel comportamiento – como me dijeron una vez – masturbatorio del que adolecen algunos personajes.
Si se tratara de resumir aquí lo que supone Open diríamos, sin mucha dificultad, que nos encontraremos ante la vida de uno de los mejores jugadores de tenis de la historia, Andre Agassi, y todo lo que rodeó a su persona para conseguir convertirse en lo que se convirtió. Ejemplo para muchos, enemigo de pista para otros, su figura se convirtió en leyenda y pocos sabían todo lo que había caminado hasta llegar a donde llegó. Sorprende, cuando uno empieza a leer esta biografía, que una de las frases más repetidas sea, yo odiaba el tenis, y sorprende todavía más ir añadiendo imágenes de padres que intentaron moldear a sus hijos a su imagen y semejanza, niños que perdieron la identidad por el camino, y otras muchas historias que, de no haberse contado, uno podría imaginarlas pero no sonarían tan reales como en boca de sus verdaderos protagonistas. Hay que reconocer la labor del autor, de Andre Agassi, por no callarse las cosas, por utilizar un lenguaje directo e incluso saludable, para dejar salir todos aquellos fantasmas que, torturándole la existencia, regaron un camino que podría haberse convertido en el mismo de muchos, en un camino de fama delante de las cámaras, pero una vida de insatisfacción al otro lado, en una especie de cara o cruz en el que el lado más amargo saboteaba lo más sano, aunque siempre haya lugar, por remoto que sea, para la salvación.
Las biografías siempre me han suscitado una especie de contradicción: por un lado me interesan las vidas de sus protagonistas, pero por el otro tienen ese halo de estar metiéndote de lleno en la vida de alguien a quien no conoces en absoluto. Andre Agassi, a pesar de ser “conocido” por el gran público – aunque recordad, yo no soy fiel seguidor de ningún deporte – elimina todo esa especie de imagen sacralizada de la fama y convierte su vida en un marco impecable donde el cuadro, irremediablemente, va ajándose, va dibujando las imperfecciones de una vida que no surgió de la nada, sino que tuvo sus orígenes en el sufrimiento, en la dedicación, en la huida de la familia, de un padre que cerró los ojos a los deseos de su propio hijo, pero que convirtió una vida en esa extraordinaria capacidad de superación, de seguir adelante a pesar de todo, hasta de sí mismo, y eso lo descubriremos en Open que, como en un torneo de tenis, seguirá peloteando en nuestra cabeza por mucho que el tiempo supere cualquier obstáculo que se nos ponga por delante. Porque las vidas se construyen y, algunas, por ejemplo ésta, deben ser contadas.
Hasta la aparición de Nadal, el tenista por el que más admiración he sentido ha sido por Andre Agassi. Se me hicieron los ojos chirivitas cuando me enteré que habían publicado su biografía, y encima ahora leo tu estupenda reseña así que no tengo que tardar mucho en leer este pedazo de libro.
Gran recomendación Sergio!
Saludos!
Yo, lo que es en el deporte, no estoy nada puesto la verdad. Así que para mí ha sido un doble descubrimiento. Lo que más me ha sorprendido es la falta de censura, ya lo pongo en la reseña, ya desde el principio, cuando uno lee la vida familiar (y en concreto la relación paterna) de Agassi, se da cuenta de que está ante algo más.
Recomendable 100%!
Saludos!