Varias son las casualidades que me llevan a estar escribiendo ahora mismo esta reseña. La primera: el nombre del autor del libro que me ocupa. Pedro Saugar Segarra. Segarra es un apellido de origen vasco pero que se acomodó rápidamente en la zona de Cataluña y Comunidad Valenciana. Mi padre lo tomó de allí, concretamente de un pueblo llamado Vinaroz. Pero yo nací en Madrid y después me mudé a Cantabria. Así que Segarras, lo que se dice Segarras… conozco poquísimos. En el colegio era de las que tenían que repetir su apellido varias veces. No, Segura, no. No, Sagarna tampoco. Segarra, sí, como los zapatos. Así que ver mi apellido reflejado en un libro me hizo muchísima ilusión. Esa ha sido la casualidad número uno.
La casualidad número dos ha sido que este libro, como su nombre indica, trata sobre la vida de Picasso y sobre el enigma de si fue él el que pintó Las damas de Avignon. Cuadro que hace más o menos un mes estuve viendo en persona en el MoMA de Nueva York. No os voy a engañar, yo iba a ese museo para ver uno de mis cuadros favoritos, La noche estrellada, de Van Gogh. Y, sinceramente, ni me había preocupado por saber qué otros cuadros lo acompañaban, así que, después de verlo detenidamente, me dispuse a dar un paseo por aquel enorme museo sin tener la menor idea de lo que me iba a encontrar. En la misma sala donde yacía este cuadro, se hallaba también Las tribulaciones de San Antonio, de James Ensor, que es un cuadro muy curioso porque cada vez que lo miras ves una figura diferente. Mi novio y yo pasamos más del tiempo necesario mirando el cuadro fijamente como dos idiotas para descubrir nuevas figuras, cosa que hizo que de inmediato se convirtiera en uno de mis cuadros favoritos. Salimos de esa sala y, deambulando, llegamos a otra, que estaba presidida por un enorme cuadro del que solo podía ver la parte superior, pues decenas de personas se agolpaban ante él. Pude distinguir colores claros, marrones. Un brazo. Una cabeza. Y, entonces, me di cuenta, ¡Las damas de Avignon! Cogí a mi novio de la mano y corriendo me acerqué lo más que pude a ese cuadro. ¡No esperaba encontrármelo allí! Pero era verdad, ese dibujo que tanto había visto y que tanto me llamaba la atención, estaba delante de mis propios ojos. Fue un flechazo a primera vista. Así que es de imaginar que esta casualidad, la número dos, fuera que hizo que definitivamente quisiera leer este libro.
Operación Picasso es un libro que entremezcla diferentes tramas. En él podemos encontrar varias historias que suceden en lugares y momentos distintos. Así, viajaremos hasta el París de principios del siglo XX a la vez que conoceremos la Cuenca también de principios de siglo. Pero la historia no se queda ahí, ya que se seguirá desarrollando en un encuadre situado en una Cuenca cien años posterior.
En París conoceremos a Picasso, un joven inconformista, bohemio, que busca hacerse un hueco como artista, como pintor. Junto a Picasso, encontraremos a Fernande Olivier, artista y modelo que acompaña al pintor español en unos momentos muy difíciles, llegando a convertirse en una de sus primeras parejas sentimentales. A través de los saltos en el tiempo descubriremos un crimen que une el París de principios de siglo con la Cuenca actual.
Es un libro muy interesante si te gusta el arte pero, sobre todo, si te gusta la historia. Pedro Saugar sabe retratar muy bien las localizaciones en las que basa el libro, haciendo que resulte extremadamente sencillo desplazarnos hasta ellas. Gracias a sus descripciones, —que no son nada repetitivas ni extensas— conseguimos imaginarnos el París de Picasso sin ningún problema.
Sí es cierto que al principio este libro es un poco lioso. Son muchos cambios en el tiempo, con protagonistas en constante intercambio. Al principio no se sabe muy bien de qué va la historia y es un poco difícil seguirle el hilo. Pero a medida que se va avanzando (os prometo que os hará falta avanzar poco, unas cincuenta páginas), la historia va cobrando sentido. Iremos viendo cómo las diferentes tramas tienen más en común de lo que pensamos en un primer momento. Ayudado por la poca longitud que tienen los capítulos, notaremos que las páginas pasan más deprisa de lo que hubiéramos pensado en un principio. Así que solo hay que tener un poquito de paciencia para poder descubrir una historia misteriosa que engancha hasta el final.
La forma de escribir del autor merece también ser destacada. Me ha encantado. Operación Picasso es muy rico en vocabulario y en formas de expresarse. Se nota que el escritor se ha esmerado muchísimo en la forma de redactar. Es muy particular y a mí, personalmente, me ha parecido lo mejor del libro. Y para muestra, un botón: “Acabamos de regresar a casa. A pesar del terrible viaje —peor aún que las mulas se desbocaran al toparse con un rebaño de yeguas salvajes saliendo de los Pirineos y tiraran toda la carga fue que Pablo enfermara al llegar a Puigcerdà—, a pesar del insoportable calor que nos recibió a la vuelta al estudio, a pesar de que los ratones han devorado en nuestra ausencia la cubierta de tafetán color tabaco de mi quitasol favorito y de que tuvimos que colocar platillos de azufre caliente para ahuyentar a las chinches que invadieron la cama, a pesar de todo eso y de que estoy literalmente muerta de cansancio, soy la mujer más dichosa del mundo”.
En cuanto a los personajes, hay unos que me han llegado más que otros. Por supuesto, Picasso, que está perfectamente retratado. Cuando yo pienso en Picasso, no puedo evitar imaginármelo como en Midnight in Paris, la película de Woody Allen, pero la verdad es que ese director hace un retrato muy superficial del pintor. En cambio, Pedro Saugar desnuda a Picasso ante nosotros de una forma muy detenida, dándolo a conocer como si fuera un viejo amigo. Pero a pesar de ello, Fernande Olivier me ha llegado todavía más. He conectado con ella, con su forma de ser, con la pasión que le ponía a su vida. Con el resto de personajes no he conectado tanto y eso que muchos de ellos son más actuales que Picasso y Olivier.
En definitiva, es un libro muy polivalente, que va sorprendiendo a medida que avanza la historia. Un buen descubrimiento que hará que en tu mente solo resuene la pregunta ¿pintó Picasso Las damas de Avignon?
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