Reseña del libro ‘Oryx y Crake’, de Margaret Atwood
Margaret Atwood es conocida por muchas de sus obras. Sin embargo, tras la adaptación televisiva de El cuento de la criada, su fama subió a niveles estratosféricos. Y me alegro porque gracias a ello se están volviendo a reeditar obras que si no son mejores que la historia de Defred, sí se encuentran al mismo nivel. Atwood es de ese tipo de autores que transita los géneros a placer sin flaquear. Y esto no lo digo por el simple hecho de que juegue con las distopías como le viene en gana, sino que usa estos escenarios para hablarnos de cosas que están teniendo lugar hoy día ante nosotros. Cuando escuché la noticia de que Salamandra iba a publicar al completo el trilogía de Maddaddam no pude más que alegrarme. No sólo porque las dos primeras entregas estuviesen descatalogadas, sino porque la tercera parte nunca llegó a traducirse hasta ahora. Cuando estéis leyendo esta reseña, las tres novelas estarán ya en librerías. Y antes de empezar a hablar de la primera entrega, Oryx y Crake, he de advertir que más que una trilogía al uso, estamos ante un tríptico. Mismo escenario posapocalíptico pero diferentes momentos y personajes. Bienvenidos y bienvenidas, eso sí, a un mundo por desgracia conocido. Una realidad no tan distópica como me gustaría donde grandes corporaciones deciden el devenir de enfermedades y antídotos que se crean en los mismos laboratorios. Suena a algo conocido, a algo reciente, a algo que aún no hemos superado. Y es lo maravilloso de los efectos colaterales: que una serie de televisión rescate un libro que se publicó originalmente en 2003 y que nos habla con una certeza endiablada de nuestro 2020.
La historia tiene dos protagonistas: Jimmy y Hombre de las Nieves. Ambos son la misma persona pero no se encuentran en el mismo momento. Mientras que vemos crecer a Jimmy en un tiempo parecido al nuestro, Hombre de las Nieves habita un futuro desolado donde puede ser que él sea el único superviviente de la raza humana. Entre estas dos versiones de este mismo hombre cohabitan dos personajes de una relevancia desgarradora: Crake, amigo de la infancia de Jimmy y genio en ciernes capaz de conseguir cualquier milagro y cualquier desastre; y Oryx, la personificación de una mujer que son muchas mujeres y ninguna a la que Jimmy consiga salvar.
En una pequeña ciudadela establecida por grandes empresas de genética, conviven Jimmy y su familia, un padre ausente y una madre depresiva. Es con la llegada de Crake que la vida vuelve a tener un poco de alegría para el joven Jimmy. Una relación que se irá haciendo fuerte y que inevitablemente entrará en conflicto cuando los dos jóvenes lleguen a la edad adulta y tomen decisiones vitales sobre su futuro. Jimmy siente el vacío cada vez mayor de las personas que lo han ido abandonando. Por su parte, Crake va aumentando sus niveles de misantropía así como las ganas de poner en jaque a una humanidad que poco a poco ha ido consumiendo hasta el último recurso de un planeta que ya no puede más. Las consecuencias de todo esto no se hacen esperar en el relato y vemos el futuro que Crake ha diseñado para Jimmy y los crakers, una nueva raza de seres que dista mucho del desecho de imperfecciones que fue en su momento la especie humana.
Creo fuertemente que Oryx y Crake es la mejor novela de Margaret Atwood. He leído unas cuantas otras, y aquí no deja de sorprenderme su capacidad de análisis y absoluta falta de sutileza para hablar sin tapujos de temas muy duros. Explotación sexual, contaminación, manipulación genética, enfermedades mentales, desigualdad social o corporativismo de la peor calaña. No hay amabilidad ni un poco de mesura a la hora de señalar los grandes demonios de nuestro tiempo. El relato, que en otras manos podría haber caído en la aventura y el devenir de unos acontecimientos sin más, se vuelve un análisis aterrador de nuestra actualidad y de los usos de una ciencia alejada de la moralidad y gestionada por el departamento financiero.
El relato se vuelve terrorífico a medida que avanza, y si bien tiene un comienzo lento y un aluvión de términos que cuesta entender, poco a poco va calando en el lector y le obliga a mirar una serie de amenazas a las que ya no sé si estamos a tiempo de hacer frente. Amenazas reales. Un libro que 2003 se consideraba ciencia ficción y que ahora bien podría catalogarse como ensayo. En una entrevista que leí tiempo atrás, le preguntaron a Atwood por qué escribe un escritor. A lo que ella respondió “Porque sabe cómo acaba la historia”. No encuentro mejor frase para hablar de terror y talento. Para ponernos en alerta y para recomendar un libro que te lleva a un lugar mucho peor, pero que te hace despertar durante el trayecto.