Out, de Natsuo Kirino
Todo el mundo sabe que las manchas de sangre salen con agua fría. ¿O no lo sabe todo el mundo? Es igual. Lo sepa quién lo sepa, es así, es un hecho y no hay vuelta de hoja. Lo realmente importante es…¿qué harías por un amigo? ¿Hasta dónde te involucrarías por él o ella? ¿Y por un compañero de trabajo? ¿Ayudarías a una colega a deshacerse del cuerpo de su marido si supieras que él la pegaba y en un arrebato ella le ha matado?
Masako tiene un marido que se ha ido distanciando de ella desde que empezó el horario nocturno, y un hijo adolescente que se niega a hablar con ellos.
Kuniko vive pendiente de la moda y constantemente endeudada. Pide préstamos para pagar otros préstamos anteriores.
Yoshie tiene una hija y además debe cuidar a su suegra, que no se vale por si misma.
Yayoi tiene un marido que ha perdido los ahorros de los dos jugando en casinos y además a veces la pega.
Las cuatro se sienten atrapadas en un círculo vicioso, sin nadie con quien hablar, solas, y acuciadas por la necesidad del dinero (por eso trabajan de noche, porque pagan más). Las cuatro quieren escapar de sus vidas, romper con una rutina que les hace llevar un ritmo de vida del que son prisioneras. Las cuatro buscan una salida y verse “fuera” de su situación actual.
Y es entonces cuando Yayoi, sin quererlo, cambia sus vidas. Tras matar a su marido, pide ayuda a Masako y poco a poco todas se van involucrando en la tarea de deshacerse del cadáver… aunque no todas por solidaridad.
A partir de este punto las relaciones entre las cuatro cambiarán. Aparecen envidias, sospechas, miedos y, (tarjetita por allí), hasta aquí puedo leer. Bueno, va, avanzo un poquito que los sucesos comenzarán a descontrolarse algo. Y ahora sí que hasta aquí.
Natsuo Kirino, -quien por cierto, es mujer aunque muchos pensaban que era hombre-, consigue retratar unas mujeres (y una sociedad japonesa machista) de una forma tan creíble que parece fácil. Es uno de los puntos a favor de la novela. El ser capaz de describir las circunstancias de cada protagonista y una vez sentada esa base, ponernos en su lugar y comprender sus motivaciones, sus decisiones y sus miedos. Consigue que lo más gore, que es lo que ocurre al principio de la historia, pase a un segundo lugar, -y casi hasta le parece correcto al lector-, y hace que se tema por la integridad de éstas cuatro mujeres. (No voy a negar que había una que no me preocupaba lo más mínimo). No queremos que las pillen, sufrimos por ellas, porque comprendemos que ellas ya están sufriendo bastante.
Hola. Estoy de acuerdo contigo. A ver si empiezan a traducirla más a menudo porque tiene una gran obra. Te recomiendo Grotesco, la segunda suya que se ha publicado en español. Yo la he leído este verano. Quizá menos redonda pero tan sorprendente y fascinante como ésta. Con unos esquemas confusos que no sabría si achacar a la mentalidad oriental de la autora o a sus planteamientos personales. Aquí lo del final es peor: por lo visto era mucho más largo y políticamente incorrecto, así que la traducción anglosajona lo ha adaptado al gusto occidental y se han quedado tan anchos. Como lo que llega a nosotros es la versión española de esta traducción y no directamente del japonés, nos quedamos sin saber cómo lo acabó Kirino.
A pesar de todo, garantizo 600 pgs. de enganche total.