Corre el rumor de que en el pequeño pueblo de Sidwell vive una misteriosa criatura alada. ¿Y qué hacen los vecinos? Echarle la culpa cada vez que algo desaparece y vender merchandising de ella para aprovechar el tirón turístico. Sin duda, los tiempos han cambiado: los lugareños ya no parecen interesados en adentrarse en el bosque, armados con antorchas, para dar caza al monstruo. Aunque para la familia de Twig Fowler, una niña de once años, todo sigue igual que dos siglos atrás, cuando una bruja llamada Agnes Early les maldijo por un desengaño amoroso. Aún hoy acarrean las consecuencias de aquel hechizo, por lo que no se dejan ver demasiado por el pueblo y dedican su tiempo a cultivar su huerto, donde crecen unas insólitas manzanas rosas, y a cocinar con ellas deliciosas tartas que venden a vecinos y forasteros. Pero con la llegada de unos descendientes de la bruja Agnes a la casa de al lado, la maldición se cernirá sobre las Fowler con renovada fuerza. Esta familia y sus secretos son el eje de Pájaro de medianoche, de Alice Hoffman, autora de otras novelas como Prácticamente magia (1995), que fue llevada al cine por Griffin Dunne y protagonizada por Sandra Bullock y Nicole Kidman, con la que comparte la premisa de maldición familiar que hay que romper.
La portada y la sinopsis de esta novela llamaron mi atención y cuando la tuve entre mis manos, me atrapó desde la primera página. Siempre me ha atraído el realismo mágico, esas historias que incorporan uno o varios rasgos fantásticos en las personalidades de los personajes para trastocar la cotidianidad de todo su entorno y donde los acontecimientos se repiten en bucle, como si el destino fuera inquebrantable. Pájaro de medianoche juega con estos elementos y, a través de la narración de la pequeña Twig, conocemos a su peculiar familia y a ese pueblo que, aparentemente, convive con las supersticiones con total normalidad. Sin embargo, en el último tramo, la novela me decepcionó un poco porque la resolución me resultó excesivamente sencilla y arbitraria. No sé si peca de inocencia por estar destinada al público infantil-juvenil, pero yo he echado en falta ese toque oscuro al que daba pie la premisa y que novelas como La temporada de los accidentes, también de realismo mágico y destinada a lectores de similar edad, sí supo explotar, cautivándome de principio a fin.
Pese a esos puntos flacos, no negaré que esta novela se lee con gusto. Es una historia de amistad, amor y magia tan dulce como las tartas de manzana rosa que hace la madre de Twig, de la que comes un bocado tras otro sin darte apenas cuenta, hasta que no queda nada en el plato. Sí, lo reconozco: yo devoré Pájaro de medianoche en día y medio, y me quedé con ganas de algún trocito más, literaria y literalmente hablando. Alice Hoffman, que imaginó el poder de su receta, nos detalla en las páginas finales del libro los ingredientes y los pasos que debemos seguir para preparar el pastel de manzana rosa, sin necesidad de tener las extraordinarias manzanas que solo crecen en el huerto de las protagonistas; así que probaré a hacerla, a ver si me quito el antojo. Pero no os contaré cómo me ha quedado, me lo reservo. ¡No solo las Fowler van a tener secretos!
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