Pálido fuego

Pálido fuego, de Vladimir Nabokov

palido fuego

Pueden pasar miles de lecturas por mis manos pero hay un autor que se las ingenia para fascinarme aún cuando su libro empiece con una poesía. Uno de mis tantos defectos es no poder tener la capacidad de apreciar el género literario que comprende la poesía y cuando abrí la novela y durante páginas y página ví que había una, fui consciente que quizás no podría apreciar esta obra de mi autor favorito. No obstante, al terminar la historia -como siempre pasa con este genio de la literatura-  mi tropiezo inicial dejó espacio para la confirmación (¡como si todavía la necesitara!) que este escritor nunca me va a defraudar. Así, les acerco la reseña de Pálido fuego de Vladimir Nabokov.

Es un libro dentro de otro libro. Charles Kinbote, profesor, se encarga de escribir el prólogo, de recopilar la poesía  del escritor norteamericano John Shade y comentarla gracias a su extensa línea de notas. Pero todo este libro es creado por el propio Nabokov, primer atractivo para estar precavido que va a jugar con todos esos personajes con ese sello que hizo propio.

El hombre rico de la historia es Kinbote, entre chiflado, obsesionado y con una agonizante relación con Shade, de quien vive en frente, a quien persigue, a quien insiste en escribir sobre su tierra Zembla que abandonó por circunstancias no claras.

Seguro que el poema es un canto a su tierra, él mismo se encarga de analizar lo que allí se dice y va mezclando las referencias de la historia de Zembla con alguna información personal de su relación con el profesor fallecido.

Irónico al mejor estilo Nabokov, cuyo Kinbote se vuelve graciosamente molesto para el lector e insoportable del peor modo posible para el matrimonio Shade, que viven enfrente. Egocéntrico, traza su interpretación del poema directamente como una obligación de su amigo (porque así lo cree él) para con Kinbote, como su obra maestra.

Lo que se supone que es la interpretación de un poema, es un pretexto del autor ruso para elaborar otro personaje al que se lo quiere y se lo odia por partes iguales. Tiene todos las características de un ser diabólico, entrometido y completamente desquiciado pero como todos los protagonistas creados por la mente de Nabokov, generan una atracción que te atonta frente a su humor, su inteligencia y su capacidad por, todavía, presentar un misterio a lo largo de esta novela.

Afirmo, vuelvo a afirmar, lo confirmo y asiento las veces que sean necesarias para asegurar que cualquier libro de Nabokov fascina. Una vez más, lo vuelvo a admirar.

Rosario Arán (rosearan@librosyliteratura.es)

6 comentarios en «Pálido fuego»

  1. Recuerdo de este libro, el humor. Dicen que era el libro del que más satisfecho se sentia el autor. Como yo no he leído toda su obra no sabría decir, pero desde luego es una joyita. Gracias por recordarme que debo seguir leyendo a Vladimir Nabokov.

    Responder
  2. Susana:
    Es cierto, Nabokov apreciaba particularmente a este libro. Tiene todo lo de la literatura nabokoviana que uno espera y lógico que no defrauda. Gracias por tu comentario.

    Laura:
    ¡Que bueno que lo estés leyendo! Espero que lo disfrutes. Con respecto a lo del libro que estás leyendo a la drecha del blog, es sólo para el equipo de Libros y Literatura. De esta manera, ustedes saben que reseñas se publicarán próximamente.
    Saludos

    Pepe:
    Acertado es poco. Nabokov es genio por donde se lo mire. Gracias por pasarte siempre!!!

    Responder
  3. Aunque hace ya más de 6 años de esta entrada, no puedo escapar a la tentación de comentar.
    Yo con Nabokov me siento frustrada. Lolita me gustó mucho, sobre todo la primera mitad. Luego se me desinfla un poco. Hace poco empecé Ada o el ardor y, me costó admitirlo, pero me aburrió sobremanera y lo abandoné a la mitad. Además, se diga lo que se diga, esa obsesión con el sexo preadolescente me parece enfermiza.
    Le he vuelto a dar otra oportunidad con Pálido Fuego y de nuevo me he aburrido. Le reconozco su buena prosa, pero la historia no me ha interesado lo más mínimo… Nuevo abandono.
    Aún así no me cierro al autor y seguro que volveré a adentrarme en alguno de sus libros. Espero que con más suerte.
    Un saludo.

    Responder

Deja un comentario