Algún día confesaré que leo los libros de Malpaso solo por el olor de sus páginas. Pero no hoy. Hoy quiero hablaros de veinte ensayos recogidos en forma de libro todos con la misma firma, la del aclamado intelectual alemán Hans Magnus Enzensberger.
Cuando nos sueltan la palabra filosofía, o pensamiento, tendemos a sentir en nuestro interior una sacudida que nos echa para atrás, que nos frunce el ceño, que cierra las puertas a nuestra voluntad de comunicación. ¿No es así? Tiene una nube sobre sí la filosofía de dificultad, de pesadez, de cansancio si se dispone uno a leerla. Pues bien, tras estas afirmaciones que espero que no molesten a muchos, se nos planeta la siguiente pregunta: ¿es posible una filosofía clara, de fácil lectura, en la que el pensador no parezca estar a años luz de nosotros? Sí, claro que es posible. Eso mismo tenemos en los archifamosos Ensayos de Montaigne igual que en el libro del que hablo hoy: Panóptico. En él, Enzensberger coge temas cotidianos – la economía, la jubilación, la fotografía o el sexo – y los plantea. No hay mucho más que decir. Recuerdo que hace unos años leí Esto no es un diario de Zygmunt Bauman y tuve la misma sensación que al abrir estos días el libro de Enzensberger, algo que puede resumirse en una frase que aparece al inicio del libro, en el primer párrafo: «textos pequeños sobre temas gigantes».
Reconozco que me gusta leer filosofía y que a veces entiendo que esta parezca engorrosa, pero porque el pensamiento en sí mismo lo es. Y por ese motivo encuentro tan excepcional que existan pensadores capaces de sintetizar sus planteamientos en ensayos – como en este libro – que no superan las diez páginas. Enzensberger consigue aquí plasmarnos, de una manera extremadamente personal e irónica, sus reflexiones acerca de todo lo que le – y nos – rodea. ¿Por qué nos extrañamos cuando el autobús llega tarde pero no cuando llega puntual? ¿Qué es lo normal y por qué lo es? ¿Qué realidad vemos en una fotografía que en principio mimetiza lo que refleja? ¿Por qué ser atleta en la antigua Grecia estaba mal visto y serlo ahora es motivo de admiración? ¿Por qué nos obsesionamos con limpiar la suciedad si esta llega de forma natural, como si tuviera esencialmente que llegarnos? ¿Por qué somos los únicos animales que limpiamos nuestro entorno? ¿Por qué nos sentimos distintos y superiores cuando compramos un producto que lleva la etiqueta de “exclusivo”? ¿Es necesario el sexo?
Estos son algunos de los temas que plantea el intelectual alemán en su Panóptico – palabra a la cual le atribuye el significado del gabinete de curiosidades y horrores que inauguró en 1935 el artista alemán Karl Valentin -. Como digo, temas en formato ensayo que todos podríamos tener como conversación con cualquier amigo algún día sentados en un bar y teniendo como barrera entre uno y otro unas cuantas cervezas. Enzensberger se sienta a la mesa, pide unas cuantas copas, espera a que lleguen, nos mira y comienza a hablar. Enzensberger es aquí nuestro amigo y en el rótulo del bar se puede leer el nombre Malpaso. Esa es la magia de los libros. Para acabar, quizás estéis pensando que todo lo que he expuesto como temas son preguntas. Pero, ¿no es generar preguntas el objetivo de todo tema filosófico?