Todos aquellos que, como yo, son unos amantes tardíos de los cómics de Marvel están de enhorabuena. Lo dije en la reseña que hice del tomo que se ha publicado recientemente sobre el personaje de Visión y es que, gracias a las adaptaciones cinematográficas, ahora mismo es posible disfrutar de historias de algunos personajes que, por diferentes razones, han pasado desapercibidos en este mundo tan retorcido – a veces, demasiado – de los superhéroes. Tal es el caso de Pantera Negra que, a muchos de los que leéis esta reseña os puede sonar únicamente de la última película del Capitán América pero que tiene mucho más detrás de lo que parece. En el viaje que yo realicé hace unos meses por varias de las publicaciones que tenía atrasadas, este personaje siempre había aparecido como un secundario, de lujo pero secundario al fin y al cabo, aunque me parecía que lo que se dibujaba de él era sumamente interesante. Quizás por eso cuando vi que una nueva colección aparecía en las librerías, decidí que tenía que empezar a leer mucho más sobre él, sobre Wakanda, sobre aquello que sucedía o que estaba a punto de suceder. Y no ha habido decepción de por medio. Y eso, dada mi tendencia a comerme todas las colecciones habidas y por haber de este universo marvelita, es de agradecer – para mi ansia lectora y para mi bolsillo -. Empecemos entonces a hablar de lo que nos proporciona este primer número de Pantera Negra.
Parecerá que yo me estoy contradiciendo con lo que voy a decir ahora, pero aunque el protagonista de esta colección sea Pantera Negra él no es el verdadero actor principal de este primer número. Lo son las mujeres que pueblan un reino que se ha convertido en pedazos. La historia, en una versión resumida que intente no destripar lo que uno está a punto de leer, sigue estos patrones: Pantera Negra vuelve a reinar en Wakanda, después de una serie de acontecimientos que han sumido a su pueblo en un caos absoluto. El intento de que ese reinado sea lo suficientemente fuerte como para retomar los hilos quebrados que unían a la población será uno de los pilares básicos sobre los que se asiente este título. Pero como decía, lo que ha llamado poderosamente mi atención es el papel de las mujeres en este arco argumental. Feminismo, el poder de la mujer, la justicia, la figura femenina como dadora de vida o muerte, son algunos de los temas que, aunque superficialmente – a la espera de que más adelante se desarrollen, esperemos, mucho más – se tocan en este número 1 que deja un buen sabor de boca e invita, en sus últimas viñetas, a seguir con la colección.
Como siempre que hablo de un cómic dos son los apartados que hay que tener en cuenta: su guión y su dibujo. El primero, a cargo de Ta-Nehisi Coates maneja bien los tiempos y nos sirve a todos para ponernos en situación. No hay que olvidar que estamos ante un número 1, una introducción, un primer paso para lo que está a punto de desarrollarse, y quizás pueda parecer que estamos ante un desarrollo un poco flojo o superficial de los elementos que se nos enseñan, pero habrá que hacer un acto de contrición y esperar a los siguientes números para ver qué nos depara Wakanda, Pantera Negra y todo lo que rodea este universo salvaje. Por otro lado, el dibujo a cargo de Brian Sterfreeze. ¿Decir que un estilo es correcto es hablar de él desde el lado negativo? En este caso creo que este número se presta a una contención deliberada. Lo que nos cuentan no es una historia llena de escenas de acción sino un juego entre justicia y poder que necesita de un alejamiento de los grandes artificios y más detalle en las caracterizaciones. Salvando el escollo de algunos detalles que, particularmente, no me han gustado en la recreación de los personajes, lo que el dibujante hace en este número es casar a la perfección historia con imágenes.
Un primer número, por tanto, que deja cubiertas las expectativas y que nos ofrece una nueva forma de conocer a un personaje que, de otra forma, hubiera pasado desapercibido para el gran público.