Paracaídas y vueltas. Diarios íntimos, de Andrés Calamaro
Hace unos cuantos meses os hablé de mi pasión por Andrés Calamaro en la reseña que hice de Honestidad Brutal, libro de Darío Manrique dedicado al genio argentino. Y como fan declarado suyo me alegré muchísimo al enterarme de la publicación del primer libro del rockero, titulado Paracaídas y vueltas. Diarios íntimos, haciendo homenaje con ese subtítulo a Charles Baudelaire, que dejó plasmado en dichos diarios su pensamiento y parte de su día a día.
Calamaro hace lo propio regalándonos una colección de doscientos textos (y varias fotografías de su archivo) de muy diversa índole, desde relatos, crónicas y canciones a medio hacer hasta aforismos, panegíricos o un curioso consultorio con sus fans. Varios de estos textos fueron publicados en su momento en revistas o periódicos, siendo el resto textos inéditos que se agrupan en diversas secciones intentando llevar éstas un sentido común bastante difícil de trazar.
Es el propio autor el que, en el prólogo, nos da licencia para leer este libro del modo que nos dé la gana, al estilo (y con perdón) bíblico. Y cada pieza que se lee, poco a poco y sea en el orden que sea, va formando un puzle que recrea la cara (porque el alma queda bastante escondida) de un auténtico mago de la música.
De primeras hay que avisar que Paracaídas y vueltas no es un diario al uso. No hay una relación exhaustiva de su día a día. Andrés siempre se ha tomado libertad a la hora de componer sus canciones, y con su diario pasa lo mismo; sus textos están escritos como, cuanto, cuando y donde quiere, siguiendo en todo momento su propio instinto. En el libro encontramos a un Calamaro que habla de la actualidad siguiendo un tono políticamente incorrecto, y enorgulleciéndose de sí mismo por ello. También se vuelve melancólico y agradecido a la hora de hablar de sus mitos y amigos, a los que recuerda con fervor y pasión, volviéndose por momentos más humano de lo que le gustaría aparentar.
El libro tiene un gran pero, y es lo poco que abunda Andrelo en su truculenta vida privada. Soy sincero, y esperaba más “carnaza” y morbo sobre aspectos de su vida privada que pasan muy por encima, centrándose más en el arte creativo de narrar por el gusto de narrar, y no por contar lo que el fan suyo espera encontrar. También hay secciones, como el consultorio del Doctor Rock, en los que Calamaro se muestra más auténtico e irónico. Sin embargo, su corta duración te deja con la miel en los labios.
Puede que el que no esté familiarizado con la figura de Andrés Calamaro le cueste digerir la gran cantidad de lugares, nombres y expresiones argentinas que hay en el libro. Quizá alguno lea al bonaerense hablar de Pappo, Cerati o Miguel Abuelo y se pregunte de quién carajo nos habla, pero todo seguidor suyo sabe de la importancia que tienen en su carrera éstos y demás personajes o referencias que aparecen.
Hay que reconocer que Paracaídas y vueltas. Diarios íntimos no es un libro fácil de leer y disfrutar. Sin embargo, uno cuando lo termina tiene la sensación de no sentirse defraudado con Andrés Calamaro. Quizá si uno no es fan o estudioso de su figura, este libro pueda parecer una pantomima. Pero nada de eso; este libro es un fiel reflejo de la realidad que lleva mostrando a su público más de treinta años por medio de la música. Y es que Andrés es mágico, excéntrico, lúcido en muchas ocasiones e infumable en otras tantas. En definitiva, Calamaro es grande, muy grande. Y es ARTE, así, con mayúsculas.
César Malagón