Reseña del cómic “Parker, edición integral parte 1”, de Richard Stark y Darwyn Cooke
“Su rostro era un pedazo astillado de granito con ojos de ónice tosco. Su boca era un tajo repentino, exangüe. Sus manos parecían modeladas en arcilla marrón por un escultor que pensara a lo grande. Las mujeres de la oficina le calaron de inmediato. Sabían cómo caería sobre una mujer en plena noche. Como un árbol.”
Así, con estas frases en tamaño gigante, se describe en las tres primeras páginas a Parker. ¡Qué tío el tal Parker! Duro, frío, implacable, calculador, parco en palabras (de ahí lo de Parker; na, es broma) y con los huevos bien puestos y bien gordacos, rebosantes de ira, crueldad y sed de venganza, como se intuye en su retrato en la portada. Un tío que hace uno o dos golpes al año y se retira hasta que la pasta empieza a rondar el umbral de los 5000 dólares, momento en el que comienza a planear otro palo.
Parker, edición integral parte 1, reúne dos de las cuatro historias publicadas hasta la fecha por Astiberri: El cazador y La Compañía, divididas a su vez en cuatro capítulos cada una.
En El cazador Parker, traicionado por la mujer que amaba y por su socio tras perpetrar un gran golpe y ser dado por muerto, comienza a llevar a cabo su particular venganza y a cazar a todo aquel, o aquella, pues a Parker no le tiembla el pulso si tiene que deshacerse de mujeres, que tuviera que ver con su traición y no-muerte.
Parker nos va a llevar al Nueva York de los sesenta donde irá tirando del hilo de soplones y chicos de los recados hasta ir poco a poco liquidando a todo el que se hubiera visto implicado, sea quien sea, amigo o enemigo, llegando a ponerse en contacto con el Sindicato, la Organización o la Compañía o como quiera que le guste llamarse a la familia del crimen organizado.
Esto es una joya, una genialidad. Género negro negrísimo puro y duro. Acción, ejecución, humo de cigarrillos, pistolas, whisky y alguna que otra mujer fatal, por supuesto.
A esta primera historia le sigue La Compañía, inseparable continuación, de la que no quiero desvelar mucho para no estropear el final de El cazador. Baste saber que Parker sigue enfrascado hasta las trancas en su justa y merecida venganza.
La estructura narrativa en este segundo libro cambia algo, hay más texto y se da un dibujo y un estilo más cartoon cuando Cooke quiere explicar el funcionamiento de ciertos chanchullos en cuestión.
En general el dibujo es grandioso y encaja a la perfección con lo que se nos cuenta. No cuesta nada hacerse con él y dejarse arrastrar por la paleta cromática (gris verdoso, blanco y negro para la primera parte y azul oscuro blanco y negro para la segunda). Dibujos de rasgos duros y expresivos pero simples, páginas con composición de viñetas irregulares, algunas páginas incluso sin bocadillos en las que simplemente se observa la acción, que es visualmente muy rápida y también precisa y económica en sus explicaciones y las cuales brillan por tener un ritmo con brío.
Lo dicho. Astiberri edita en un tochazo (que no se hace nada pesado) las dos primeras novelas gráficas de Parker, que pueden y deben leerse como un tomo único, en tapa dura y buena calidad del papel.
Parker, edición integral parte 1, es una delicia del noir que se deshace en la boca, como el mejor chocolate y cuyo sabor queda en la memoria como el mejor vino.
Ansioso por leer la parte 2.