¿Qué sabía yo de Rubén Darío hasta hace unos días? Poco. Lo poco que sabía era lo aprendido hace mucho (empieza ya a ser demasiado), y casi olvidado, en el colegio: que fue un poeta nicaragüense, representante del modernismo en lengua española, considerado por muchos el más importante poeta en español fuera de España y que su poemario más famoso es Azul. Y ya.
Ni idea de que tenía escrita igual o más cantidad en prosa que en poesía. Y aún más perplejo me he quedado al descubrir que escribió cuentos de fantasía, ocultismo, vampirismo…, que es lo que tenemos aquí.
En Pesadillas terroríficas, vampirismo y metafísica se recogen doce de esos cuentos. Cuentos todos muy breves, de entre seis y nueve páginas, con ilustración incluida en casi todos ellos. Relatos que se leen con interés, aunque es cierto que a veces algunos de ellos son, para mi gusto, algo recargados en adjetivos, con demasiadas florituras y elementos más propios de la poesía y también se elaboran con algún rodeo innecesario para ir al grano, pero bueno, es algo que se le puede disculpar al príncipe de las letras castellanas.
Como digo, a Darío le gusta hacer rodeos, preparar el ambiente, cargar la atmósfera y ponernos en antecedentes para poder desarrollar el cuento a su gusto y, a menudo, asestar un golpe final inesperado en las últimas frases, cuando ya crees que la historia va a tirar por el derrotero que ha ido siguiendo.
De la docena de cuentos, estos son los que más me han convencido y provocado una sensación de escalofrío en la espalda:
–El caso de la señorita Amelia: A pesar de que en este cuento Darío se alarga bastante hasta entrar en la mandanga fina, incluso uno de los personajes lo insinúa, tengo que reconocer que el final, aún siendo predecible en este caso, está muy conseguido.
-Huitzilopoxtli: no hay nada de fantástico en este relato, pero sobrevuela desde su mitad una sensación de peligro y tensión constante que acaba de una forma inesperada y hace de este un relato perfecto.
-Tanathopia: Aquí también da cuerda Darío, pero en este caso bien dada, ya que nos pone muy bien en antecedentes. Nos habla de un chico que bien podría haber salido de las páginas de El corazón delator de Poe, con sus miedos a la oscuridad, a la muerte, su afirmación de estar cuerdo… De los mejores cuentos del volumen, sin duda, y un final de los que te hacen pensar si es o no verdad lo que sucede.
-Cuento de Nochebuena: Pues eso, un cuento de Navidad. Al hermano Longinos se le hace tarde y debe volver al convento atravesando el bosque de noche y en esas está cuando parece encontrarse con una repetición del portal de Belén, pero con trágico resultado.
-D.Q.: este me ha gustado aparte de por lo original, por la esperanza que porta consigo durante todo el relato, por la ignorancia acerca de la identidad de D.Q. y porque se lee con mucha facilidad y entretenimiento.
-La extraña muerte de fray Pedro: otro que es también de los mejores, muy bien construido y desarrollado, con ese final que es mezcla de terror y santidad. Gran mezcla y gran cuento.
En fin, Pesadillas terroríficas, vampirismo y metafísica es un buen libro de relatos cortos. Algunos mejores que otros, pero todos igualmente disfrutables, de lectura rápida y fácil, con muy buena prosa, con mucha imaginación y en ocasiones abierto a la interpretación del lector. Darío demuestra su buen hacer y además en una edición que es en sí misma una auténtica joyita.
Muy recomendable.
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