Poemas para los demás

Poemas para los demás, Ángel Guinda

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Opinión: Un autor para acercarse a la poesía sin miedos.

Si no me considero una crítica literaria y mis reseñas son personalísimas y totalmente subjetivas, ahora que me he decidido a reseñar un poemario, no penséis que la historia va a cambiar, entre otras cosas porque, como humilde miembro de este mundillo poético, jamás me atrevería a hacer de juez o jurado de un compañero o compañera.

Y para adentrarnos en este amplio mundo de la poesía, he decidido elegir como primera reseña un libro de Olifante, una editorial fuertemente comprometida con el buen hacer poético. De entre su gran catálogo, he seleccionado el último libro de Angel Guinda, “Poemas para los demás”, porque este es el Guinda que me gusta, el disperso, el que me habla de todo un poco, el que dice las cosas de forma directa y clara, mezclando sensaciones y mensajes, y sobre todo, porque sigue siendo un Angel Guinda descarado y rebelde, pero comprometido.

Un poeta que, lejos de acomodarse con el tiempo, pues ya ha pasado el umbral de los sesenta, en este, su último poemario que está integrado en la colección “Papeles de Trasmoz”, sigue hacía adelante con una poesía cada vez más joven, más fresca y más crítica, pero con un gran sabor a experiencia acumulada.

Aquel que en su día nos dijo que  hay que apostar por “una poesía que sea no sólo objeto de belleza sino también sujeto de conducta, una poesía que sirva al ser humano: moralmente para vivir; estéticamente, para gozar; y culturalmente, para ensanchar y afianzar su saber”

Me ha gustado este libro porque me ha ofrecido esa poesía útil, como para remover conciencias, poemas para hoy que pretenden despertarnos del aturdimiento en el que actualmente estamos acomodados, y no sólo nosotros como lectores, sino el conjunto mismo de los poetas, que deberíamos recordar cada día, como decía el extraordinario agitador de conciencias Miguel Hernández, que “hemos de ser viento del pueblo y atravesar sus poros con nuestros versos”.

Muchos de mis amigos temen adentrarse en la poesía, “no la entiendo, no me conmueve”, es lo que me suelen decir, pero todos ellos entienden, aman y se sienten conmovidos por la poesía tradicional española, Quevedo, Góngora, Bécquer, Antonio Machado, Miguel Hernández, García Lorca, Ángel González o Gil de Biedma entre otros muchos; A ellos los entienden, gracias a ellos han amado la poesía porque ellos les han acercado a la poesía.

Bueno amigos lectores, pues con Angel Guinda podemos acercarnos también sin miedo a la poesía, porque el que quiera entenderle, lo hará, y si no me creen aquí les dejo una pequeña muestra

El peso de lo que pasa

Lo que le pasa a la Historia es la mentira.
Al sin techo le pesa el cielo encima.
Lo que le pasa a la paz siempre es la guerra.
A la economía le pesa la ambición.
Lo que le pasa al Poder es no poder.
A la Religión le pesa el fanatismo.
Lo que le pasa a la vida es la muerte.
A mí lo que me pasa eres tú.

Angel Guinda

Susana Hernández

9 comentarios en «Poemas para los demás»

  1. Angel Guinda es, desde hace muchos años, mi poeta favorito. Agitador no sólo de conciencias, también de sentimientos. En efecto, merece estar junto a los grandes poetas de este país, como dice Susana Hernández.

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  2. Es cierto David, yo también creo que es admirable, pero no esperaba otra cosa de Guinda.
    Muchas gracias por tu comentario.

    Hola Catalina!
    Muy bueno el término de “agitador de sentimientos” y muy apropiado para Guinda. Veo que somos muchos los que seguimos la trayectoria de este poeta, y me alegra mucho este respaldo popular; me gusta la poesía clara y cercana, y la de este autor lo es.

    Me alegra haberme decidido a reseñar poesía, y espero seguir ofreciéndoos poemarios muy especiales de autores muy especiales, para que podamos seguir compartiendo experiencias.

    Un abrazo a ambos

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  3. Imagina, tú, lector, que nos encontramos flotando en una habitación blanca, sin vértices ni bordes ni horizonte. Verde coz doquier. De la mente emerge una voz negra, como un disco solar luminoso. No puedes comprenderlo. Sinlamente el talón se quiebra y lo atraviesa un único clavo. Está clavado a una columna mientras el humo corta el paso; un orfeón de cabezas claudica óxido sobre la visión. Tu mentor corrige el desliz. Resbala la sangre infecta hacia la habitación contigua espera el francotirador o decapita su cana anular. Un anillo cae, gira sobre sí mismo cada tres segundos uno o tres ciclos, concluye el segundo y se proyecta una sombra terciátrida en el párpado retractilado del poeta. El poeta cierra los puños en cruz donde no quedan ya clavos sino uñas sobre la carne tintuntuosa alrededor de los dedos, coro en el frente ora una página ora una huella corola en el labio. Ensangrentado. Níveo el esperma horada tu… // Y siembra el hijo pródigo su semilla. Y la bofetada en la cara no comulga la hostia. Y tienes miedo. /// Ángel Guinda solo estaba acariciándote la frente, cambiaba los paños de vinagre encima de tu frente para que tu fiebre. Tú fiebre. Entonces empezó a recitar dos mundos, los que él recorre todos los días camino de él parto al desayuno impar. Tu solo conocía uno, conocerías otro pero no recordarías el que conoces. De camino al hospital mientras las voces sumergían de su lengua. Y tu lengua mordía el retraso de tu hora inscrita […] huecos de tu calavera hace tres días. Doscientos años en un punto.

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  4. Nadie conoce el gran tributo… de lo que puede decir cada bruto, pero para mi gusto leer es mas que un simple asunto de pasatiempo… por eso hace tiempo que deje la lectura… me gusta oìr los versos que son eternas voces en el universo… no me afano ya por criticar la guerras… pues vivo dentro de una… en particular la que no escogi.. pero a esta altura… son hilos de palabras… que se entrelazan… y yo amigo soy del monte cabra… salvaje… porque no quiero recuerdos… para eso tengo el alma….

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