Reseña del libro “Poeta en Nueva York”, de Federico García Lorca
En Poeta en Nueva York, Federico García Lorca, probablemente el mayor poeta que ha dado nuestro país, nos sumerge a través de sus poema a un lugar difícil de descifrar. Poemario claramente propio de las vanguardias, hace homenaje a la ciudad que lo acogió durante nueve meses de su vida, entre los años 1929-1930. “New York me parece horrible pero por eso mismo me voy”, le escribió a un amigo antes de iniciar el viaje. Y aunque este poemario muestra una visión en ocasiones asfixiante de la ciudad, también me ha parecido un gran tributo a sus luces y sombras a través de los ojos del poeta.
En los últimos años me he reconciliado absolutamente con la poesía. Durante mucho tiempo sentí que no la comprendía y no era capaz de apreciarla. Sin embargo, una vez superada ese etapa, he decidido que era el momento de lanzarme a leer este poemario dado que Federico García Lorca es uno de mis escritores favoritos. No solamente eso, es una de las figuras de nuestro país que más me fascinan. Siento una absoluta devoción y considero que aunque me dosifico su obra, ya era el momento de adentrarme en su poesía. Y así es como he llegado a Poeta en Nueva York. No obstante, lo que ha marcado la diferencia han sido las ilustraciones de Ricardo Cavolo. Las mismas han logrado transmitir el mundo onírico, de muerte, opresión y sueños.
Bajo mi punto de vista, la muerte sobrevuela la gran mayoría de poemas. Desde los ojos del Federico niño en el poema “1910: Intermedio” que no todavía no han presenciado la muerte ni las desgracias de la vida, hasta “Danza de la muerte” cuando manifiesta: “Pero no son los muertos los que bailan, estoy seguro”. Aunque en ocasiones esta lectura me ha retado y podía sentir que no entendía nada, puedo asegurar que vale la pena. Estos poemas te envuelven, te arrastran, te absorben. No podía evitar pensar en todo momento lo difícil que debe resultar escribir sobre imágenes surrealistas y que aun así sea bello. Y guarden relación entre sí, dado que todos se configuran como el testimonio del poeta en una ciudad que había estallado por el desastre del crack del 29, que se presentaba como el súmmum de la modernidad.
Por otro lado, también he podido percibir también la crisis personal del poeta. Por lo visto, estaba atravesando una etapa de desamor y en Poeta en Nueva York hay poemas especialmente oscuros y violentos. La angustia se traspasa. Durante su lectura, me ha gustado imaginarme a Federico experimentando en su habitación en Nueva York, y solo un genio como él podría haber escrito un poemario como el que nos ocupa. A su vez, Ricardo Cavolo ha hecho un trabajo extraordinario para acompañar con sus ilustraciones de ese mundo lleno de lunas, sangre, caballos, dolor.
Ante Federico, no dudéis nunca en descubrir su obra, absolutamente recomendable a todo el mundo.
Excelente redacción de un libro sorprendente