Si de algo podemos presumir en España es de tener una gastronomía potente, de la que hablamos con orgullo vayamos donde vayamos. Pero en nuestras calles cada vez hay más espacio para conocer los manjares que en otros países también son motivo de orgullo. Todo empezó con los italianos, sus pastas y sus pizzas. Luego vino el boom de la comida china, para pasar más tarde a los kebabs turcos. Después fue el sushi y todas las variantes de la comida japonesa. Y aunque ahora tenemos en auge gastronomías como la peruana o la india, ya empieza a despuntar una nueva moda culinaria de la que, si todavía no habéis oído hablar, no creo que tardéis en hacerlo. Estoy hablando del poké, plato estrella de la gastronomía hawaiana. Quizá más de un lector haya levantado la ceja y haya puesto cara de sorpresa al oír esto del poké, aunque si vives (o paseas) por el centro de las grandes ciudades es posible que ya hayas visto, y quizá probado, este plato tan sugerente, vistoso y sano.
Dicen de este majar que es “más barato que el sushi y más completo que una ensalada”. Como campaña de marketing nadie duda de lo efectista de esta frase pero, ¿qué es realmente el poké? Esta palabra, que significa “partir en trozos” en el idioma hawaiano, más que un plato define una forma de comer en estas islas del Pacífico. Aunque tiene múltiples variedades y combinaciones posibles, el poké básico (siempre servido en boles) se compone de una base de arroz, pescado crudo encima (sobre todo atún, pero también bonito o salmón), un marinado para el pescado (normalmente hecho con salsa de soja o aceite de sésamo) y, por último, diferentes aliños, aderezos o cualquier ingrediente extra que le queramos añadir (algas, guindillas, encurtidos, frutas…).
Tras un largo estudio recorriendo los mejores restaurantes y mercados de Hawái y Los Ángeles, Celia Farrar y Guy Jackson nos dejan esta completa guía con la que nos convertiremos en unos expertos en poké. Aficionado como soy a los libros de cocina, tengo que destacar de este el gran esfuerzo de los autores en acercar y explicar de manera detallada una gastronomía tan poco conocida a neófitos como yo. Sus explicaciones son amenas, sencillas y, sobre todo, muy visuales. Todo empieza primero hablándote de los productos que conforman el poké y su distribución en los boles. Después vienen los (valiosos) consejos que enseñan cómo elegir un buen pescado y cómo cocer correctamente el arroz. Una vez que sabemos más sobre este plato, toca empezar con los primeros cuencos. Eso sí, antes de nada, un consejo que nos dan los autores y que hace de este tipo de comida algo de lo más estimulante. En el cuenco de poké, la imaginación juega un papel importante. Láminas de aguacate, pepinillos encurtidos, trozos de mango, mayonesa picante… todo puede ser bien recibido dentro de un cuenco de poké, ¡solo hay que atreverse a usarlo! Y en este punto, cada receta viene con un apartado de ingredientes extras que, si nos atrevemos con ellos, seguro que dan una chispa especial a las recetas.
Si te enganchas a este tipo de cocina, es probable que tu despensa empiece a llenarse de ingredientes raros como la pasta umeboshi, mirin o vino de arroz, setas shiitake deshidratadas o algas hijiki. Pero que todo esto no te frene o impida disfrutar de esta gastronomía. Un poké con arroz, atún, cebolla, aguacate y una marinada sencilla estará también igual de apetecible. Eso sí, sin olvidar otro consejo básico. El producto, cuanto más fresco, más bueno estará. Yo ya he podido poner en práctica alguna de sus recetas, para gusto y disfrute de mi siempre agradecido estómago.
Pero Celia Farrar y Guy Jackson no quieren que tu descubrimiento de esta gastronomía se quede solo en su plato estrella. Por eso, Poké: cuencos de sushi con inspiración hawaiana, va mucho más allá y también incluye recetas para conseguir los mejores encurtidos, las marinadas perfectas, los aperitivos más sorprendentes y los mejores postres del lugar. ¡Incluso termina con recetas para hacer cócteles y bebidas locales! Con un libro así, organizar una fiesta hawaiana en tu casa no se va a basar solo en collares floreados, faldas de rafia y el típico amigo gracioso intentando tocar el ukelele. ¡Que aproveche!
César Malagón @malagonc