Puede que se me tache de oportunista. Y lo soy. Es cierto. En este caso, al menos. Y aunque también es cierto que ya conocía estos cómics (creo que van por el tercer tomo por ahora) y que siempre me han llamado la atención, no ha sido hasta que se ha anunciado (esta vez sí que sí) que se iba a hacer la peli, protagonizada por ese elegante Hannibal o Le Chiffre que es Mads Mikkelsen, que he me he decidido de una vez por todas a tirar todas las lecturas pendientes por el hueco del ascensor, sin erótico resultado, y hacerle un hueco a la obra que un español, Víctor Santos, se guisa y se come él solito. Como un señor.
Lo primero que llama la atención es el formato apaisado. No es muy corriente esa orientación para un cómic, pero debo decir que las veces en las que se ha elegido así (ahora mismo me viene a la cabeza el estupendo Estamos todas bien) se ha acertado de pleno, y en esta ocasión también.
Lo segundo puede que sea lo primero para otros, porque también se intuye en la portada: Miller. Frank Miller. El puto Frank Miller. El puto crack Frank Miller. Se ve, se respira, se nota, no hace falta ser ningún experto para asociar estilos: la escala tricromática del blanco, el negro y el rojo para “esos momentos”; planos y panorámicas en ocasiones rebuscados, la escasez de diálogos (que a veces recuerda al cine mudo) y la rotundidad tan noir de estos cuando los hay, un personaje duro que te cagas y no precisamente joven y con parche a lo Nick Furia, y mujeres sugerentes, hermosas y peligrosas.
Pero más allá de la influencia o el homenaje al creador de Sin City, Polar. Surgido del frío es una obra puramente visual y estética. (Ya lo dice otro grande, Brian Azzarello en la portada: “Toda una hazaña de la expresión visual”). No puede ser de otra forma. La trama importa, por supuesto, y está bien llevada, pero no es una trama que brille por la originalidad e incluso, en el fondo no importa mucho porque es el dibujo el que te arrastra por la historia. Es para lo que hemos cogido este cómic: para disfrutar con el arte que nos entra por los ojos página a página. Una historia simple en la que prima la forma más que el fondo: Black Kaiser es un espía y letal asesino ya entrado en años al que unos matones intentarán liquidar. ¿Pero quién quiere acabar con él? Así de simple y así de clásico. Porque a veces, lo más simple, como lo clásico, es lo mejor y no hay porque complicarse la vida cuando lo que quieres es un vehículo para mostrar el talento a los lápices y a la hora de componer (y muy bien compuestas también) las páginas.
Nacido como un webcómic sin diálogos Polar. Surgido del frío es puro cine negro. (Como curiosidad aclaro que “polar” es el término para referirse al cine policial/negro francés de la década de los sesenta y setenta. Eso, y la nieve presente explican el título). Una aventura gráfica de las de “o matas o te matan” llena de acción, que tiene un ritmo trepidante, y que no concede respiros, aunque hay veces que cuesta identificar alguna forma y hay que pararse para observar y entender los detalles.
Un cómic para disfrutar una y otra vez del arte de Víctor Santos, que gustará a quienes les gusten las pelis clásicas de espías (no las de James Bond) y tíos duros y curtidos como, por ejemplo, las que protagonizaba Charles Bronson y a quienes quieran disfrutar de un grafismo peculiar y muy currado del que se ve poco.
Una maravilla y una muestra de la maestría brutal de Víctor Santos en solitario.