Reseña del libro “Por quién doblan las campanas”, de Ernest Hemingway
Cuenta Miguel Temprano García en la «Nota al texto» que abre la edición de Lumen de Por quién doblan las campanas que Ernest Hemingway viajó a España en 1937 para cubrir como periodista la guerra civil. No cabe duda de que ese fue el germen de esta novela publicada en 1941, donde el protagonista también es un norteamericano que se involucra en la contienda, pero en este caso como dinamitero, y esto lo lleva a conocer a mucha gente de a pie, como seguramente le pasó a Hemingway. Otro dato curioso que se resalta en la «Nota al texto» es el uso de diversos recursos estilísticos como arcaísmos, transliteraciones y falsos amigos, para que pareciera una traducción. Por desgracia, en las versiones en castellano se pierden esos matices, no obstante, en la presente edición se ha conservado la particular censura que Hemingway hizo de las palabras malsonantes. Algo es algo.
Todos estos detalles de estilo muestran lo ambicioso de este retrato de la guerra civil española hecho desde la perspectiva de un extranjero (al igual que Ruta Sepetys en Las fuentes del silencio). Aun así, nos encontramos ante una prosa directa y sin artificios, como era propio de Hemingway. Es una lectura tan sencilla que en ocasiones parece que asistimos a conversaciones banales entre los personajes, pero ahí reside la grandeza de este autor: habla de todo —y al decir todo me refiero a la guerra, al amor, a la muerte, a la esencia de la humanidad— cuando parece que no habla de nada.
El norteamericano que protagoniza Por quién doblan las campanas es Robert Jordan, un profesor universitario que acaba participando en la guerra civil española como dinamitero para el bando de los republicanos. En su camino hacia el próximo puente que piensa saltar por los aires, se cruza con un grupo de guerrilleros, y de forma inesperada se enamora de María, republicana convencida. Lo malo es que ni siquiera saben si habrá un mañana para ellos. La guerra no da treguas para planes de futuro.
La película homónima, protagonizada por Gary Cooper e Ingrid Bergman, que son los que aparecen en esta cubierta, no la he visto, pero es evidente que contribuyó a que esta novela se convirtiese en un clásico. No obstante, el verdadero motivo es que Ernest Hemingway hizo un retrato honesto de la contienda española y abordó temas atemporales. A través de personajes normales y corrientes de las clases más bajas de la sociedad, Por quién doblan las campanas nos hace reflexionar sobre qué supone matar y qué supone morir, y no se anda con rodeos a la hora de criticar el fascismo o las matanzas cometidas en los pueblos con total impunidad por ambos bandos, entre otras pequeñas historias que marcaron tantas vidas anónimas y que no aparecen en los libros de historia. El resultado es un alegato pacifista (en ese sentido, no nos olvidemos de Johny empuñó su fusil, otro alegato incluso más impactante) y, sobre todo, una novela conmovedora, donde el amor resplandece entre la negrura de la guerra y de la muerte.