Prdro y Maili

Reseña del cómic “Prdro y Maili” de Álvaro Ortiz

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No podía dejar escapar este cómic al recordar los buenos ratos y despolle que me proporcionó El murciélago sale a por birras. Fue la lectura que más me divirtió el año pasado. No, ¡qué digo!, no solo el año pasado: la lectura que más me divirtió en mucho tiempo. Y ahora el tío va y saca otro cómic. Mismo autor, mismo formato (cambiando el azul por el rojo y rosa), mismo estilo y, por supuesto, mismo dibujo. Pues tenía que caer esta historia basada en hechos reales. Bueno, tampoco muy reales, simplemente parida a partir de un cruce de tuits, estos sí, reales, entre Pedro Sánchez y Miley Cyrus el año pasado. Parecía difícil sacar 205 páginas de algo tan ridículo, pero a Álvaro Ortiz, como buen español, si le vacilas con el típico “no hay huevos”, te puede hacer una Biblia con el prospecto del ibuprofeno. Menudo es él.

Que sí, que vale que las páginas son de dos por dos viñetas por página, que son de tamaño reducido de chichinabo (pero muy manejable, ojo cuidao) y que al ver el dibujo piensas que así cualquiera puede hacer un cómic… Pero es que es la suma de todo (dibujo simple y guion) lo que le da la gracia a este cómic, nacido como el anterior, como webcómic.

Del dibujo ya he hablado. Ahora le toca al argumento. ¿Argumento? Venga, va, es un sinsentido, un despropósito, no tiene pies ni cabeza… Pero me he vuelto a descojonar de lo lindo, lo he pasado teta y ahora vivo esperando que cualquier hecho intrascendente de la vida cotidiana española le sirva a Ortiz como inspiración para su próxima locura.

Va, va, hablemos un poco del viaje lisérgico que nos propone este Prdro y Maili. Prdro es el presi de España, Maili es Jana Louisiana y Lorenzo es el famoso mutante canadiense con garras de adamantium, tremendo culo peludo: un mercenario con el que han experimentado cantidá y que tiene “una movida que le cura las heridas por chungas que sean”. Sí, ¡es Zorrezno!

Maili viene a conocer a Prdro y a visitar nuestro país, nuestra gastronomía no vegetariana y su placer culpable: los lugares que tan cada dos por tres son noticia en yanquilandia (los tiroteos) pero en nuestras tierras. (No, no voy a decir la ranciedad de la piel de toro, aunque ya lo he dicho).

Poco durará la paz y el pseudorromance de la pareja porque de alguna forma había que liarla parda y Prdro, cagonlahostia, se harta de ciertas groserías de los rurales del lugar. Que uno es muy guapo y muy presi, pero nadie llama pelandusca a la Miley y se va de rositas. Así que venga, toca reparto de la primera somanta de hostias. Pronto se les unirá una niña rara y Zorrezno.

Y bueno. La cosa ya va encarrilada y de aquí en adelante ya todo es un no parar de emocionantes aventuras en las que veremos cameos tuneados a base de bien: Dimitri, Pavlo el vice, Death Alluso, el profesor Xavi y algunos mutantes más, el Carafalo, Bil Windous,…y todo aliñado con retazos de realidad pandémica (que si rebrotes, vacunas, cayetanos, negacionistas, que si el cristo de lo de la vuelta al cole, que si “la mierda el virus me come los cojones…”). Ah, sí. Y escenas tórridas torridísimas toa guarras dignas de Pornhub.

Además, repito lo ya dicho en la reseña del El murciélago sale a por birras: Ortiz sabe trasladar el habla popular que se maneja en la calle, las expresiones chungas, los tacos y las fonetizaciones y castellanizaciones o libres traducciones de nombres conocidos por todos los comiqueros pero sujetos a derechos legales, y la lectura es rápida, fresca, alegre y muy entretenida. Da igual que haya cosas muy muy locas, te lo crees todo y punto.

No obstante, sí quiero dejar claro que Prdro y Maili está dividido en tres partes y que las dos primeras funcionan muy bien, pero en la tercera falla algo. No sé, no sé muy bien el qué, pero no acaba de convencer del todo como las otras dos que eran relojes suizos en su compleja y bien engrasada maquinaria de interna coherencia. (¡Peazo frase que me he cascao!) Menos mal que todo se arregla con un epílogo que tal vez, y ojalá ese tal vez se convierta en certeza, promete próximas aventuras de un caballero gothamita.

En resumen, un cómic que es la repolla. Que no mola tanto como el del murci porque ahí Ortiz estuvo sembrado, pero que mola lo suficiente como para comprarlo, leerlo y releerlo cuantas veces se quiera.

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