Llevo tiempo sabiendo de la existencia de esta novela. Desde su publicación en 2014 cuando empezó a ganar premios hasta finalmente decidieron traducirla al castellano. He seguido todas las reseñas de los grandes medios y todas las pequeñas radiografías llevadas a cabo por el ciudadano medio. No, no creo que llegase a obsesionarme con la novela, pero sí sentí que, de algún modo, me vería arrastrado hacia ella. Ahora, una vez leída, entiendo que “arrastrado” es el término que mejor define mi experiencia. Y es que Atticus Lish ha ganado premios y renombre por desenterrar cadáveres en un día de lluvia. Esta es la historia de amor con más barro que recuerdo. Y decir que es una historia de amor es andar muy cerca de un desfiladero terminológico. Quería acercarme tanto a esta novela que no pude esquivar lo que recibí a cambio. No recuerdo una novela tan dura desde aquel festival de violencia que fue Meridiano de Sangre. Bienvenido al fin de la esperanza y a la reinvención del amor. Bienvenido a Preparación para la próxima vida.
Ambientada en un Nueva York post 11S, la historia nos cuenta el encuentro fortuito y desolado de dos criaturas que se necesitan a pesar de ser antagónicas. Skinner, un veterano de la guerra de Irak incapaz de hacer un alto al fuego dentro de su cabeza; y Zou Lei, una inmigrante ilegal de origen chino y musulmán. Una suerte de Romeo y Julieta desvaídos y carentes de magia, que luchan por creer en algo incluso cuando la realidad no para de pisotearlos. El ambiente turbio de los bajos fondos neoyorquinos se encarga de poblar la novela de personajes crueles y buscavidas, cuyo único lema vital que aún les acompaña es el sálvese quién pueda. Olvídate de ese Nueva York chic. Olvídate de zapaterías de lujo y restaurantes en la parte alta de los rascacielos. Nuestros personajes van a la deriva entre Foot Lockers y McDonalds de horarios nocturnos. El oportunismo y la necesidad de un cambio les hará reflexionar sobre cuánto tiempo les queda antes de que llegue algo y les arrebate lo poco que aún pueden considerar como propio.
El estilo de Atticus Lish es duro y demoledor. La novela puede jactarse de dejar sin aire a más de uno. La dureza del relato está aderezada con escenas de batallas militares en las que poco queda de algo que pueda llamarse humano. El ambiente bélico, así como el abuso en cárceles norteamericanas a inmigrantes sin papeles son el colofón a una historia basada en el dolor como medio para despertar la empatía. Diálogos directos y escenas callejeras dan el último pulido a una historia incapaz de dejar a alguien impasible. Porque Zou Lei y Skinner confunden durante muchos pasajes el amor y la necesidad de otro humano. Tantas veces, que incluso uno acaba creyendo que puede que la versión errónea de dichos conceptos sea la que posee el lector y no los personajes. Así de bueno es aquello que se arrastra entre las páginas de Preparación para la próxima vida.
Hemos tardado dos años en traer esta historia hasta nuestras fronteras. He esperado con verdadera devoción para poder tenerla en esta más que correcta edición que ha elaborado Sexto Piso. Y ahora tengo miedo. Esperar algo, una nueva oportunidad, un historia de amor como las de antes, un futuro mejor. Esperar es otorgarle a la paciencia el peso de nuestra toma de decisiones. Esperar es aguantar a que él se cure o a que ella no tenga que esconderse cada vez que se cruza con un policía. Lo terrible de esperar, como uno aprende desde la primera página de esta pieza absoluta de dolorosa autenticidad, es que a veces aquello que llega preguntando por nosotros dista mucho de aquello que creíamos que vendría. No te pierdas esta novela. Pero no esperes leer la historia que creías que iba a ser.