Este es uno de eso libros de los que me va a costar hacer una reseña. No es algo que me suceda muy a menudo, afortunadamente. De ser así, poco futuro tendría yo en el mundo de las reseñas. Me pasa con determinados libros y tampoco sabría establecer un motivo exacto. Supongo que una de las razones principales es que son libros que se me quedan muy adentro, me hacen reflexionar bastante y me quedan sin palabras. Pero creo que esta descripción se queda corta también. No sé, ¿no os ocurre algo parecido cuando leéis un libro que os ha gustado mucho, que después sois incapaces de recomendarlo a alguien dando buenas razones? Pues digamos que algo así es lo que me ocurre. Y no es que no existan buenas razones para leer Primera persona: hay demasiadas. Es solo que yo no sabría explicarlas.
Después de esta introducción tan sumamente contradictoria (así soy yo), será mejor que os hable del libro en cuestión. Margarita García Robayo es una autora colombiana que nunca antes había leído. Es autora de las novelas Hasta que pase un huracán, Lo que no aprendí y Tiempo muerto. También ha escrito libros de cuentos y ha sido galardonada con varios premios. Sus obras han sido traducidas al inglés, francés, portugués, italiano, hebreo, turco y chino. No sé si no había oído hablar de ella porque en España no se han publicado el resto de sus libros (tengo que investigarlo) o simplemente porque no se había dado el caso, pero estoy tremendamente feliz por haberme cruzado con este libro publicado por la editorial Tránsito.
Y, ¿qué es Primera persona?, ¿qué tiene este libro que me atrae tanto? Creo que, para empezar, es la sinceridad que destilan sus páginas. Debe ser el uso de la primera persona, como bien revela su propio título, lo que hace que, inevitablemente, me sienta identificada y atraída por la voz de Margarita García Robayo. Este conjunto de narraciones autobiográficas se me ha metido dentro, como ya os he dicho antes. Y es que sin tratar grandes temas, pero tratándolos todos a la vez Margarita construye un relato honesto, directo y preciso de los grandes temas de su vida: el amor, el miedo a la maternidad, el miedo en general, el hastío, las frustraciones, los cambios y el paso de la vida.
Es su voz, sin duda, lo que me atrae de Primera persona y de esta autora. Una voz cínica, limpia y directa que me ha hecho, en más de una ocasión, reflexionar, reír y sentirme identificada con ella y sus pensamientos.
Como os decía al comenzar la reseña, no sabría bien explicaros los motivos por los que tenéis que leer este libro. Supongo que ahora, después de lo que he escrito, el motivo principal lo tenéis aquí, en esta reseña. Pero, sin duda, el mejor de los motivos posibles es encontrarse con Margarita García Robayo y su forma de escribir y plasmar sus pensamientos en el papel. A mí me va a costar salir de este libro y estoy encantada. Ojalá que mucha más gente entre en él y se quede también atrapada porque es una auténtica maravilla.
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