Hoy voy a volver a demostrar que para escribir un gran libro de misterio y de asesinatos no nos hace falta irnos a Wisconsin o a Nueva York, y que no necesitamos nombres como el agente Peters, o la oficial McKenzie para que una historia nos interese. Hoy nos vamos a quedar muy cerquita, en Sevilla, y vamos a conocer a Camino Vargas, que es la jefa accidental de Grupo de Homicidios. Nos vamos a quedar muy cerca y no vamos a querer irnos, eso ya os lo advierto. No solo porque queramos saber quién es el asesino, sino porque una vez que empecemos esta andanza, ya no podremos parar.
Pero vamos a lo que nos importa, qué es lo que tiene Progenie para que todo el mundo esté hablando de este libro. Pues bien, podría ser una mezcla de la originalidad de la trama, la forma de describir de su autora, Susana Martín Gijón, o el encontrarnos con una historia que roza la realidad y que pone los pelos de punta. Y no solo eso, entre estas páginas nos da tiempo a encontrar también mucha crítica social. Pero mucha, ya que tocaremos temas como el maltrato, el machismo, el racismo e incluso la homofobia.
Entrando en la trama, todo comienza cuando el cuerpo de una mujer aparece atropellado. Podría parecer un caso más de atropello accidental con conductor a la fuga, pero todo se retuerce cuando descubren el chupete que le han introducido en la boca y cuando se dan cuenta de que la mujer en cuestión está embarazada. Ese asesinato es el que marcará todo el libro ya que el que hizo eso seguirá cometiendo la misma atrocidad una y otra vez. Siempre mujeres embarazadas. Nadie sabe por qué.
Camino Vargas se pone manos a la obra y comienza una búsqueda frenética para detener al culpable de esas atrocidades. Pero lo cierto es que de Camino nos interesan más cosas que su investigación. Es una persona que parece enorgullecerse de tener un carácter fuerte, pero pronto nos damos cuenta de que detrás de cada decisión que toma hay un rastro de duda que le hace preguntarse si ella es la persona adecuada para llevar esa investigación. Además, la humanidad que la rodea —a ella y a todos los personajes que la acompañan— deja patente que la autora ha querido acercar estos personajes que normalmente suelen ser intocables para que el lector no se sienta cohibido por una barrera de perfeccionismo. Me estoy refiriendo a que últimamente encontramos a pequeños Sherlocks repartidos por novelas negras que gozan de una perfección que rozan lo inhumano. Son capaces hasta de oler el aire con tal de resolver los asesinatos que tienen entre manos. En cambio, Susana Martín Gijón ha hecho de personas como tú o como yo los protagonistas de su obra. Ahí reside la magia.
Al igual que en el tono utilizado por la autora. El lector se va a descubrir sonriendo en más de una escena porque es un libro —aunque suene imposible lo que voy a decir— cargado de humor. La ironía se entremezcla con el drama más que evidente para darnos una narración distinta y ágil y que estoy segura de que gustará a mucha gente. Por no hablar de la ambientación. Comentaba al principio que tendríamos que irnos hasta Sevilla para vivir esta aventura, y la autora se tomará su tiempo para describir todos los escenarios de una forma tan sutil y perfecta lo que hará que el lector sienta que está allí mismo, escuchando las aguas del Guadalquivir y deseando encontrar una sombra para esconderse del sol sofocante.
La verdad es que no sé cuál de todo estos ingredientes es el más importante. Cuál es el que tengo que destacar sobre todas las cosas para recomendarte la lectura de Progenie. Y no lo sé porque todos son igual de importantes. Si quitáramos uno solo, esta novela se quedaría coja y no sería lo mismo que es.