Reseña del libro “Prométeme que te pegarás un tiro”, de Florian Huber
Muchos libros han retratado el nazismo desde diferentes perspectivas. De hecho, yo he reseñado varios por aquí, desde obras de no ficción (como El Holocausto, de Laurence Rees, o Últimos testigos, de Svetlana Alexiévich) hasta novelas (por ejemplo, La catadora de Hitler, de V. S. Alexander, Tiempo de albaricoques, de Beate Teresa Hanika, o El viaje de los sueños, de Ariel Lawhon). Sin embargo, en Prométeme que te pegarás un tiro, Florian Huber aborda un aspecto en el que hasta ahora no se había profundizado. Lo resume perfectamente en el subtítulo: «La historia de los suicidios en masa al final del Tercer Reich».
Me llamó la atención que Prométeme que te pegarás un tiro carece de prefacio, habitual en esta clase de ensayos. Directamente comienza hablando de los cuatro días de 1945 en los que Demmin, una ciudad alemana, sufrió una oleada de suicidios (casi mil). Visto que el Tercer Reich había fracasado y que el ejército soviético estaba a las puertas, muchos consideraron el suicidio como única salida, independientemente de su clase social, su nivel formativo, su profesión o sus vínculos familiares. Por supuesto, Demmin solo fue el preludio. El fenómeno se extendió por toda Alemania.
A través de extractos de diarios personales, Florian Huber nos habla de personas que murieron o sobrevivieron a esa oleada. Habla de casos concretos, de sus formas de suicidarse o de cómo lograron librarse. Incluso adjunta fotografías reales de algunos fallecidos, dato que veo relevante destacar por si puede herir la sensibilidad de algún lector. Pese a que en algún momento me pareció que se explayaba en esas enumeraciones, no creo que el autor peque de escabroso. A fin de cuentas, plasma como el tabú del suicidio se convirtió en aquellos tiempos en un tema de conversación frecuente, en un destino ineludible.
Una vez expuestas las terribles consecuencias, Florian Huber retrocede en el tiempo para explicar cómo se llegó al estado anímico que las favoreció. De nuevo, se sirve de diarios personales para hablar del ascenso de Hitler y de los doce años que duró el Tercer Reich, y nos ayuda a entender cómo ese hombre consiguió fascinar a una población humillada tras la Primera Guerra Mundial. La esperanza de un futuro mejor y el sentimiento de pertenencia fueron dos de las grandes razones por las que muchos lo vieron su salvador y, a medida que se exacerbaban las emociones, no había línea roja que los alemanes no vieran justificado cruzar o que prefirieran ignorar en pos de la ansiada gloria. Rebasados todos los límites, cuando la derrota llegó, parte de esa gente no dudó en hacer un último sacrificio heroico por su amado país.
Por mucho que haya leído sobre el nazismo, Prométeme que te pegarás un tiro me parece un libro necesario, pues al fin da voz a personas corrientes que lo vivieron hasta sus últimas consecuencias. Como siempre sucede con el suicidio, la historia ha silenciado la oleada que sacudió al pueblo alemán, atribuyendo sus muertes a meras desgracias familiares, pero Florian Huber ha hecho un trabajo excelente para explicar las raíces de ese fenómeno y retratar la psicología de quienes viajaron del cielo al infierno en aquellos años convulsos.