Reseña del libro “Proyecto Ancestras”, de Cristina Arbués Gállego
Hace un par de semanas, cansada de tantas malas noticias, tanta guerra y tanta desesperación, Y viendo que había una presentación de un poemario en mi ciudad, pensé que podía ser una buena ocasión de desconexión….
Y lo fue.
La presentación de Proyecto Ancestras, de Cristina Arbués Gállego, fue estupenda, una zambullida en el mundo de los sentimientos de la mano de la poeta, pero como también, en la vida todo cuenta y todo aporta, y sobre todo la familia y los amigos, y si algo tiene esta poeta es que forma parte de una familia de artistas, allí estaban su hermana y estupenda música, Belén Arbués Gállego, al piano, y su sobrina, la actriz Minerva Arbués Castillo acompañada del conocido actor Jesús Pescador Acero, ambos estupendos rapsodas.
Y así, poesía, teatro y música fueron haciendo que el público de la sala, que por cierto estaba completa, nos fuésemos llenando de muchas de las sensaciones que nos recuerdan que somos humanos porque el arte nos conmueve.
Proyecto Ancestras es el primer poemario publicado de Cristina Arbués Gállego, y como bien dice en el sentido prólogo el también poeta, Jesús Claver Giménez, en él vemos verdad, vemos como la autora no se oculta tras los versos, vemos la desnudez de su vida y de su alma, sus sentimientos hechos palabras.
Es lo que tienen siempre esos primeros poemarios que tanto me gusta leer, que son puro arte porque son todo humanidad y transparencia.
En alguna ocasión, y hablando sobre todo con aquellos que publican relatos, me cuentan que el segundo siempre suele ser muy bueno, así como el que cierra el libro…
¿Quién eligió el orden de los poemas? ¡Qué bien seleccionados!
El primer poema de Proyecto Ancestras es la presentación de la autora, lo que define a una poeta, y que generalmente suele ser el dolor…
“Solo existe el corazón cuando duele/ cuando se pierde, cuando se rompe…”
Querida Cristina, así creo yo también que nacen los poemas y los poetas, del dolor. De su reconocimiento y de su aceptación.
Pero es, como suele pasar, con la elección del segundo poema “Sembraré en mí”, con el que fusiona este Proyecto Ancestras
Sembraré en mí la semilla
para que crezca
en mí, en mis hijas y en las hijas de mis hijas
para coronar con besos, laurel y rosas
la frente altiva de mi linaje.
Madre bella
la que se olvidó de mi nombre
y de todos los nombres
la que se perdió entre las sombras
y se fue en silencio…
Madre bella…. color de luz de luna
la que llevo conmigo
porque vive en mí.
Sagrado grial, sembraré la semilla
que lleva su nombre
y en rito ancestral
rendiré reverencia
a cada mujer
que me donó se esencia
para hacerse eterna.
Éste, con su permiso, os lo he dejado completo. Y como les decía, anuncia la esencia de todos los versos y prosa poética que vamos a leer.
El amor reflexivo y profundo, los recuerdos… Y la esperanza comprometida, componen este poemario.
Muchos de los versos que una se sienta a escribir después de haberlos sentido, esos no elaborados para publicar sino esos que nos arrancamos del alma, son aquellos con los que necesitamos afrontar los miedos. Algo que intuyo que nos incumbe a todos los que, para vivir, necesitamos organizar nuestra mente y nuestra alma con papel y lápiz.
“…….. ¿¿Y por dentro?? ¿¿¿Estaba todos bien??? Pues no… Se había abierto el armario donde guardo las palabras y se me habían caído todas, no quedó una donde debía estar. De hecho, algunas se rompieron en pedazos y después de contar varias veces comprobé con estupor que me faltaban vocales………………”
Si yo hubiese tenido que poner un epílogo a este poemario no sería muy diferente al escrito por el escritor Jaime Carbonell Monguilán.
Ya les he dicho que es la de Cristina Arbués Gállego, una familia de artistas, pues bien, no podía dejar de decirles que esta bellísima e impactante portada que tienen ante ustedes ha sido diseñada por su hija María Burguete Arbués… Y como hablamos de un Proyecto Ancestras, no podía ser de otra manera que yo, hoy, también firme hoy esta reseña con mis dos apellidos, con esos mismos dos apellidos que llevan puesto todos los que aquí han salido. Porque es posible que un día las mujeres podamos recordarnos, como ancestras, por nuestro nombre y apellido.
Y sí, ya sé que se puede, que poder… se puede.
Susana Hernández Sánchez