Reseña de libro “Puer poeticus”, de Antonio Rubio
Puer poeticus es un cancionero infantil para iniciar al lector y facilitar su acceso a nuevas experiencias poéticas, así describe Kalandraka Editora esta obra de Antonio Rubio ilustrada por Concha Pasamar.
Pero no se trata de un poemario normal sino de un recopilatorio de esas poesías, canciones infantiles, versos, … que los abuelos, los padres, los maestros, los bibliotecarios y sus homólogas femeninas han venido cantando a lo largo de nuestra infancia y que el autor no quiere que se pierdan. Es un viaje al pasado.
Cuatro cancioneros tenemos en Puer poeticus, el primero, dedicado a niños de 0 a 3 años, el segundo a partir de 3, el tercer cancionero es para los que tiene hasta 6 años y el cuarto y último es ya para los que pasan de los 9. Memoria poética condensada en menos de 200 páginas.
Cada cancionero tiene una portada con una ilustración preciosa a modo de recorte fotográfico. Los niños que en ellas aparecen están haciendo eso que siempre deberían estar haciendo: jugar.
Empecemos por el primer cancionero, el dedicado a niños de 0 a 3 años. Aquí tenemos nanas y arrorrós, como ese tan famoso de “arrorró mi niño: arrorró mi amor; arrorró, pedazo de mi corazón”; rimas para señalar las partes de la cabeza, y que así las aprendan como “Esta barba barbará. Esta boca comerá. Este cachete, machete. Este, su compañerete”. Juegos para pasarlo bien con ellos o rimas para hacer cosquillas: “(…) Si vas a la carnicería, que no te corten por aquí, ni por aquí ni por aquí… ¡Que te corten por aquí, aquí, aquí!”
En el segundo cancionero vamos a jugar más abiertamente, porque los niños tienen ya más edad. Tenemos juegos corporales, corros como el que dice “El patio de mi casa es particular: cuando llueve, se moja como los demás. Agáchate…”. Juegos de comba como “El cochecito leré…”; juegos para hacer en fila, para hacer palmitas, para jugar con la goma de saltar, para buscar las cosas escondidas, “Frío, frío, como agua del río. Caliente, caliente, como el agua de la fuente…”. Incluyendo también juegos para hacer en casa los días de lluvia, como el parchís y la oca.
El tercer cancionero que aparece en Puer poeticus nos lleva ya a canciones más difíciles, tenemos trabalenguas, adivinanzas y refranes: “A Cuesta le cuesta subir la cuesta y, en mitad de la cuesta va y se acuesta”. “Silva sin boca, corre sin pies, te pega en la cara y tú no lo ves, ¿qué es?”1. o el famoso refrán“Año de nieves, año de bienes”. Y aparece una de las canciones que más sonaban en mi barrio cuando yo aún tenía edad de jugar: “Ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras, tralará…” Seguro que eres capaz de terminarla.
Y en el cuarto cancionero de Puer poeticus entramos en lo que Antonio Rubio propone y denomina como “El Reino de la Memoria”, donde serán ellos, que ya tienen más de 9 años, los protagonistas.
Ya son hábiles en todas las disciplinas de juegos, saben adivinanzas, trabalenguas, diferentes juegos para jugar al aire libre y en casa. Ahora les toca inventar, y para ello le daremos herramientas, como formas de sintetizar ideas y materiales, les enseñaremos a recoger materiales y a organizarlos. Todo lo que necesitan para inventar, para crear.
Puer poeticus es un poemario, es un cancionero, es un libro para jugar, es una manera de que la familia unida pase buenos ratos y creen recuerdos de esos que no se olvidan.
Termino esta reseña con ganas de pasarlo bien y si te quedas un poco más te doy la solución a la adivinanza que antes planteé… o ¿acaso ya la adivinaste?
1 (el viento)