Siempre he tenido la sensación de que, para muchas personas, es demasiado fácil juzgar algo o a alguien sin conocerlo realmente. Sin saber lo que es ponerse en la piel de la otra persona, con sus circunstancias, sus miedos y sus luchas internas. Nunca he llegado a comprender por qué nos solemos quedar con las apariencias, con los aspectos superficiales de algo, sin mirar más allá.
Algo parecido a esto es lo que ocurre con los trastornos alimentarios. Las enfermedades como la bulimia, la anorexia o la obesidad esconden problemas mucho más graves que el simple hecho de no querer engordar porque en nuestra sociedad parece que se premia la delgadez. Me da mucha rabia que se desconozcan todos los problemas que conllevan estas enfermedades para aquellos que la han sufrido o que, como yo, las han vivido de cerca. Por eso creo que este libro es tan necesario.
Qué sientes cuando no sientes nada es una novela que nace del trabajo del autor con un grupo de jóvenes que han padecido estos trastornos y que habla de la soledad, la inseguridad, el miedo y la rabia que les llevó en el pasado a encontrarse con estas enfermedades. Lo más interesante de esta lectura (que ya de por sí es interesante) ha sido conocer todo lo que estos problemas hacen sentir a las personas que lo sufren o que lo han sufrido de primera mano, desde la experiencia que le ha dado al autor hablar con este grupo de personas. Sobre todo porque no es fácil describir este tipo de emociones cuando no las has experimentado, cuando es solo algo de lo que has oído hablar.
Además, otra razón por la que este libro se ha hecho un hueco en mi corazón han sido sus personajes principales. En este sentido, se ve que el libro no solo trata de los trastornos alimentarios, sino que también narra los problemas que todos experimentamos en la adolescencia: quiénes somos, quiénes queremos ser, de quiénes queremos rodearnos y cómo afrontar el cambio físico y psicológico que supone estar a un paso de convertirnos en personas adultas. Víctor Panicello ha conseguido transmitir todo esto a la perfección desde el principio, poniéndose en la piel de cada uno de estos personajes y tratando de sacar lo mejor de ellos.
De esta forma, además de relatar una historia tan profunda como llena de sentimientos, incorpora entre cada uno de los capítulos una receta en la cual no solo aprenderemos a cocinar sencillos y apetecibles platos, sino que también descubriremos todo lo que ha experimentado la protagonista en cada una de las fases de la anorexia nerviosa que padece. Las ansias de alcanzar el perfeccionismo, la inseguridad, el miedo, la culpabilidad y la ansiedad nos hacen (y no solo a la protagonista) sentirnos tan vacíos por dentro que nos olvidamos de intentar alcanzar nuestra propia felicidad y tratar de ser nosotros mismos. Una gran lección que, para mí, no ha pasado desapercibida a lo largo de esta lectura.
Creo que este es uno de los libros que todo el mundo debería leer en este 2017, sobre todo porque ya ha ido a mi lista de libros imprescindibles. Es muy difícil que un libro consiga emocionarte hasta llorar, empatizar con los personajes, entretenerte y hacerte aprender y abrir tu mente. Por eso este ha sido tan especial para mí. Es una de las pocas lecturas 100% reales que he leído en estos últimos años y siento que es muy necesario que en la sociedad actual se entiendan más estos problemas que afectan a tantos adolescentes, además de a gente adulta. Es de vital importancia que los padres, además de los profesores y educadores, intenten evitar estos problemas desde la base. Y siento que este libro es una magnífica manera de concienciar a todos ellos.
Gracias, Víctor Panicello, editorial Comanegra y la Fundación ABB para la prevención de la anorexia, la bulimia y la obesidad por hacer de Qué sientes cuando no sientes una herramienta imprescindible para conectar con la gente de todas las edades y todas las culturas que han sufrido tanto como los personajes de esta novela.