Querido Diego, te abraza Quiela, de Elena Poniatowska
Título: Querido Diego, te abraza Quiela
Autora: Elena Poniatowska
Editorial: Impedimenta
Páginas: 88
ISBN: 9788415979203
Es curioso, casi siempre dejo reposar los libros que reseño, sobre todos esos que emocionalmente me dejan algo tocada. Pero en esta ocasión no puedo, pues de la misma manera que ayer me despertó el olor del café recién hecho, que él había dejado sobre mi mesilla en una bandeja junto a un zumo y un par de trozos de bizcocho recién horneado, vi que esa bandeja se tornaba en mágica al contemplar un estupendo ejemplar del libro de Elena Poniatowska, Querido Diego, te abraza Quiela.
Y ese desayuno, como ya supondrán, duró algo más de lo acostumbrado… Y aun dura en mi recuerdo la unión sublime de los diversos sentidos que allí confluyeron.
Nada había leído de la prosa de esta mujer, así que, en el silencio de la mañana, inicio la lectura de este libro que ahora tengo entre las manos y que ya, desde sus primeras líneas me tiene entregada, soy presa de sus palabras, de esos sentimientos que reconozco, que unas veces entiendo y otros me hacen enloquecer…
Conocía, como todos, a ese enorme pintor, Diego Rivera; más tarde, profundicé en su vida y en su pintura a través de mi querida Frida, y en mi ansia por conocer a la pintora mexicana descuidé la figura de este Diego Rivera HOMBRE, ese que logra enloquecer a mujeres capaces, independientes y sabias
¿Qué tiene este Diego que las vuelve locas?
¿Y que tiene México que hace que para un pintor el bello cielo de París no tenga luz?
Qué inteligencia y sensibilidad la de Elena Poniatowska al intuir lo que Angelina Beloff pudo sentir por Diego, por el Diego hombre, por el Diego artista, pero sobre todo por ese Diego mexicano que la trasformó, a ella, que ya por sí sola era grande, artista e independiente, una mujer completa.
Doce cartas conforman este libro, doce cartas conmovedoras, y sé que solo la última es realmente de Quiela, lo sabía al iniciar la lectura del libro, pero me he creído las otras once, no me queda más remedio, porque no soy, o al menos no quiero ser, una mujer generalista, ya saben, no todas las mujeres somos iguales… Me creo esos sentimientos, me creo el dolor, me creo la adoración de Quiela por Diego, me creo toda la miseria, y me creo los momentos felices y las borracheras de alegría, ¡claro que lo creo!
¡Cuánto podemos aprender de alguien a través de unas cartas, y sobre todo, a cuántas cosas nos pueden llevar unas vidas creadas desde un punto real a otro situado en la ficción más cautivadora!
Dijo en una ocasión la autora que “Los libros son parte de la vida interior de cada ser humano. Tener un libro al lado de la cama es tener un amigo, un consejo y un apoyo seguros”… Será así, digo yo, si el libro es un libro como este que ella nos ofrece.
“Veo el cielo gris e imagino el tuyo bárbaramente azul como de lo describiste. Espero contemplarlo algún día y entre tanto te envío todo el azul de que soy capaz, te beso y soy siempre
tu Quiela”
Elena Poniatowska que para mí no es aquella que en 2013 ganó el Premio Cervantes, (premio al que por cierto solo han accedido en toda su historia 4 mujeres), sino la que escribió, sin reparo alguno, este bello poema: “En el agua de mar”, que lo acompaño de esta imagen en la que vemos una feliz imagen de la autora
Rodeadas de agua por todas partes
el mar naufragó dentro de cada una,
el faro, en vez de guiarnos, nos desencaminó,
golosas, sólo queríamos
lo que todas pedimos,
amanecer al mundo
desfloradas a besos.
Una princesa poeta nacida en la ciudad de la luz, la bellísima París, que llegó a México cuando tenía 9 años, y a pesar de haber salido a estudiar a EEUU o de haber tenido la oportunidad de vivir en cualquier lugar del planeta, eligió, como ya lo hiciera, Angelina Beloff, el país de Diego Rivera, y el de mi querida Frida …
“Las mujeres son las grandes olvidadas de la historia. Los libros son la mejor forma de rendirles homenaje.” Otra gran frase de Poniatowska que seguro que todos compartimos.
Pues ya les digo que con este libro la autora recupera para la historia a la que fuera también una gran mujer y otra genial artista: Angelina Beloff.
Otra perla de la autora para terminar: “Las mujeres pueden hablar mejor de sí mismas que muchos escritores pero no creo que la escritura pueda ser femenina. La escritura es y la escritura tiene sentido como escritura. La buena escritura no tiene sexo, es simplemente buena.”
Susana Hernández
Pues lo compré finalmente. Lo vi en la librería me acordé de tu carta eufórica, me vine a tu reseña y ya solo me falta el desayuno, y el él que me lo traiga, jajaja. Así que esta vez me reservo el comentario para la vuelta, después de haberlo leído. “Volveré” como diría el poeta Schwazenegger 😀
Esperaré! 😉
Susana:
¿puedes creer que no lo he encontrado aún por acá?
estuvo editado en México, pero ahora no lo tienen y tendrá que llegar de España. Ya viene en camino. Ya te contaré cuando lo lea (como dice Icíar: I’ll be back).
Un beso,
Ale.
También esperaré!! jejeje