Que la mitología nórdica me encanta es algo que ya he dicho repetidas veces en LyL. Es imposible que no te guste a medida que te vas adentrando en sus profanidades. Le da mil vueltas a las sosas correrías de Jesús y sus doce compadres, así como a toda la Biblia.
Las aventuras de Thor, en su vertiente de dios nórdico, no la de Vengador, son muy muy buenas, y es aquí en donde Walter Simonson ha sido uno de los autores que mejores cómics de Thor ha hecho. La saga de Surtur, La balada de Bill Rayos Beta, La lucha por Asgard y Balder el Bravo, son maravillas que deben leerse si se es fan del dios del trueno y/o de los mitos escandinavos.
Sucede además que el Ragnarök, lo que viene a ser el fin del mundo (de los nueve mundos para ser exacto), suele ser un tema recurrente en los cómics del tronador, y es curioso también que sean los nórdicos los únicos dioses (o eso creo y no me parece estar equivocado) que son conscientes (y mucho) no solo de que algún día van a morir, sino que finalmente mueren.
Muchas historias sobre ello se han escrito, desde el punto de vista de Odín, de Loki, que es quien lo provoca todo y del propio Thor. Unas trasladan la profecía de la Völuspá a viñetas para confeccionar el relato y otras se recrean más en el apartado visual. Sea como sea es un relato que da mucho juego y al que no importa volver una y otra vez.
Y hablando de vueltas, vuelve Simonson con Ragnarök. Con una historia que ha estado en su cabeza durante diecisiete años porque quería crear una historia con base mitológica pero distinta a lo habitual. ¿Qué pasó después del Ragnarök? ¿Y si no todos los dioses hubieran muerto?
«Mi Esposa y mis Hijos están muertos. Mis Hermanos y Hermanas, muertos. Mis padres, muertos. Los Grandes Enemigos siguen vivos. Pero juro por los destrozados huesos de los míos…, que no vivirán eternamente.
Me convertiré en… la tormenta».
Esto es lo que se plantea aquí. Una venganza. Thor, ni vivo ni muerto, mantenido animado, casi como un dios zombi, tendrá que adaptarse a un mundo en tinieblas en el que conviven vivos, muertos, elfos negros, orcos, trolls. Un mundo en el que sus enemigos ganaron la batalla y un Thor que no es el de Marvel. Un Thor imaginado por Simonson sin mandíbula inferior, con aspecto “calavérico”, pero con el fiel Mjölnir siempre a su lado.
El dibujo es bueno, soberbio en muchos casos. Particularmente en las viñetas a página entera y cubiertas, pero es de justicia decir que todo es bueno en este cómic.
La narración es épica, violenta y trágica por momentos. Se nota que Simonson conoce a los personajes y la historia que llevan a sus espaldas y les saca todo el partido que quiere.
Ragnarök, el último dios en pie, es un cómic fresco, una vuelta de tuerca a los mitos ya conocidos; es jugar, con las fichas que ya teníamos, a construir otra historia nueva pero con sabor a clásica. Es un gustazo poder leer algo nuevo parido por alguien capaz de revolver en los mitos como lo hace alguien tan conocedor de ellos como Simonson.
Este primer tomo recopila los números del 1 al 6, y es de agradecer la cuidada edición en cartoné de Panini así, para poder leerlos de un tirón. ¡A esto digo sí!
Estoy deseando que salga el segundo tomo, aunque para eso aún falta… Así que mientras, tenéis tiempo para poneros al día con esta excelente narración.
¡Por Asgard!